Las obras de acondicionamiento de Monte Lobeira ejecutadas por la Mancomunidade de Municipios de O Salnés pueden acabar por convertirse en un serio problema para el ente supramunicipal. La Dirección Xeral de Patrimonio ha solicitado al Concello de Vilanova, municipio en el que se ejecutaron las obras, un informe completo sobre la actuación que se realizó en la zona ya que entiende que no se habrían ajustado al dictamen del ente dependiente de la Consellería de Cultura. Hace un par de semanas, Patrimonio remitió un requerimiento al ayuntamiento vilanovés, del que es el alcalde el presidente de la Mancomunidade para que remita una serie de documentos que incorporar a las diligencias previas que ha abierto dicha Dirección Xeral.

En caso de que el dictamen que realicen los técnicos de Patrimonio concluya que las obras no se ajustan a lo aprobado inicialmente, se abriría un expediente sancionador, al tratarse de un entorno muy particular en el que hay que cumplir una serie de requisitos que parece que no se han guardado en esta ocasión. El objetivo de la Mancomunidade con las actuaciones realizadas, como la adaptación de un nuevo mirador, bautizado con el nombre de Doña Urraca, es poner en valor uno de los entornos naturales y paisajísticos más importantes de la comarca de O Salnés, un lugar que puede convertirse en un atractivo turístico debido a las vistas que ofrece de la ría de Arousa. La actuación también ha incluido la instalación de cartelería explicativa sobre la antigua fortaleza que en su día presidió Monte Lobeira y de la que todavía se conservan algunos restos en las inmediaciones del mirador de la cruz.

La Mancomunidade también ha impulsado la puesta en marcha de un proyecto para recuperar los restos de la antigua fortaleza, una iniciativa en la que también ha implicado a la Diputación de Pontevedra, que se encargaría de sacar a la luz todos los restos que puedan existir en la zona, y a los comuneros, propietarios del terreno que deberían cederlo para llevar a cabo la actuación. Este proyecto, por el momento, se encuentra paralizado debido a una serie de flecos del borrador, ya que los comuneros no quieren ceder durante cinco años los terrenos y entienden que debería determinarse más en qué va a consistir la actuación antes de que se lleve a cabo, así como la cantidad que se va a invertir.