Las obras de la senda fluvial del río Umia, que parte desde el inicio del puente de Castrelo y recorre el margen derecho del cauce fluvial hacia la parroquia cambadesa de Vilariño, finalizaron en el día de ayer. Con más de un kilómetro de longitud, la senda ofrece un aspecto renovado después de la finalización de unas obras de acondicionamiento que se han desarrollado durante los últimos meses.

La inversión ha sido realizada por la Consellería de Medio Ambiente, contando con fondos Feder, superando los 24.000 euros, de los cuales, 2.470 salieron de las arcas municipales, que debían hacerse cargo del 10% de la actuación.

La senda, que transcurre por las márgenes del Umia, cuenta con una longitud de 1.025 metros y con un ancho medio de casi cinco metros.

Los trabajos fueron acometidos en dos anualidades y consistieron en la dotación de una capa de granito granulado de 20 centímetros de espesor con el fin de conseguir una superficie regular y cómoda para el tránsito peatonal. También se procedió a la limpieza de la maleza que existía en las inmediaciones del cauce fluvial. El objetivo de esta última actuación es favorecer las zonas de desagüe de las aguas en las épocas de lluvia.

La senda, que ya lleva varios años abierta al público, permite recorrer parte de la desembocadura del río Umia, y está comunicado con el vial que sube hasta el Monte de A Pastora, por lo que además de peatones, también son muchos los ciclistas que transitan por ella.

En paralelo a la ejecución de estas obras, el Obradoiro de Emprego Cambados Turismo Sostible II llevó a cabo la instalación de unas vallas de madera que separan el sendero peatonal de las fincas inundables situadas sobre el cauce del río. La actuación no se ha limitado tan solo a mejorar el firme de la pista que circula por el margen derecho del Umia, sino que también ha servido para instalar bancos de madera y árboles ornamentales en algunos tramos del trayecto.