La clasificación de las 150.000 piezas exhumadas durante los últimos tres años en el Monte do Castro requiere un proceso como mínimo tan complejo como la excavación misma, con la ventaja para arqueólogos y restauradores de que esta fase la podrán realizar a cubierto y sin sufrir las inclemencias del tiempo, especialmente las de este crudo invierno.

La mayor parte de los objetos recuperados son fragmentos de cerámica, pero han aparecido otras piezas tan singulares que podrían considerarse únicas.

Es el caso de la fíbula de los leones, el caldero de bronce, el ídolo de granito, la dolabra o el cuenco fundacional; de distintas épocas, pero especiales por su rareza, incluso exclusividas en Galicia, por lo que se le dedican otros apartados.

Junto a ellas han encontrado otras curiosas piezas de enorme calado que van a ayudar a recomponer el puzzle histórico que se descubrió en la excavación, que abarca desde el siglo V o IC a.de C. al I.de C.

Conviene resaltar entre otras, la denominada "piedra de toque", una figura que parece estar realizada en lutita o en una cuarcita de grano muy fino procedente de fuera de Galicia.

Esta piedra de toque tiene forma de media luna y era empleada para comprobar la calidad de los metales preciosos, especialmente oro y plata. Explica el director de la excavación, Rafael Rodríguez, que de hecho "esta piedra conserva aún restos milimétricos de oro".

Apareció en el exterior de la casa-patio y puede datarse en el siglo I antes de Cristo. Aseguran los expertos que existe una pieza muy parecida a ésta en el Chao San Martín (Grandas de Salime, Asturias).

También es muy importante en el conjunto el llamado "alibastrón" o "ariballoi" que en esencia es un fragmento de una pieza de pasta vítrea policroma procedente del Mediterráneo oriental. En este caso, por su tipología, se sabe que puede proceder de la isla de Rodas y que cronológicamente se sitúa entre los siglos V y IV a. de C. Fue localizado en una estructura por debajo de la casa-patio y ya está expuesta en el Museo debido a su enorme valor para el estudio de los antiguos pobladores.

No se olvidan los expertos de otras piezas de gran relieve para determinar otros aspectos de la vida de este poblado de Ribadumia.

De hecho se encontró una valiosa pulsera de bronce, aunque nadie se atreve a asegurar que sea una pulsera o una gargantilla. Cuenta con diversos elementos decorativos triangulares y cilíndricos.

En el Monte do Castro han aparecido tres adornos de esta naturaleza, pero no son únicos del valle del Umia ya que también se han encontrado adornos de esta naturaleza en el castro de Montealegre, en Domaio (Moaña), donde apareció una pieza idéntica a éstas. Estiman los arqueólogos que este tipo de elementos se corresponden con el siglo I antes de Cristo.

Para almacenar estos hallazgos, el equipo ha precisado la cesión de una nave por parte del Ayuntamiento de Ribadumia.

La dolabra es una herramienta-arma que conformaba parte del equipamiento de los legionarios romanos. Con ella podían cortar leña, cavar fosos o atacar al enemigo. En el Noroeste de la Península se han encontrado solo dos, una en el castro de Taramundi y esta de Ribadumia que destaca por su estado de conservación, explica el director de la excavación arqueológica, Rafael Rodríguez.

El próximo mes de mayo ya se podrá contemplar en la vitrina que le reserva el Museo de Pontevedra, tras un intenso proceso de conservación, pues una vez que se extrajo del subsuelo, debido al contacto con el oxígeno, comenzó a deteriorarse tanto que a punto estuvo de desintegrarse. Cronológicamente data del siglo I después de Cristo y apareció en la entrada al castro.

En concreto, explica Rafael Rodríguez, "estaba clavada en el suelo de una de las estructuras próximas a la entrada".

Los estudiosos consideran excepcional el valor de esta pieza por estar intacta.