Los mariscadores a flote que acuden al banco de libre marisqueo de Os Lombos do Ulla ya se resignan a la elevada mortandad de almeja japónica que se ha producido tras las riadas de agua dulce que siguieron a los temporales de diciembre a febrero. El vicepatrón segundo de la cofradía de Rianxo, Juan Bautista Vicente afirmó ayer que "la gente se resigna a seguir trabajando porque, a fin de cuentas, tenemos que comer. Algunos dicen que quizás convendría cerrar la zona, pero incluso ellos se dan cuenta de que entonces no habría a donde ir y que hay que ganar algo, por poco que sea".

Tampoco ayer se hicieron los topes de capturas de almeja japónica (tres kilos), pues únicamente lograron esa cantidad en torno a una docena de embarcaciones. Las demás, unas 130, regresaron con menos japónica. "Esa almeja solo aguantó por las proximidades de la batea de control. Más hacia arriba ha muerto mucha", añade Juan Bautista Vicente, que es precisamente uno de los encargados de la batea donde se controla la actividad en el banco marisquero.

Además, los precios no son buenos, al entender de los marineros. El primer día de lonja, en Rianxo, la almeja fina se cotizó a una media de 13 euros, mientras que la japónica salió a poco más de tres. "Son precios muy bajos", afirma el vicepatrón.

De todos modos, Juan Bautista Vicente considera que la decisión de cerrar la extracción en Os Lombos durante tres semanas, y que se adoptó a petición de varias cofradías arousanas, fue positiva. "Si en ese momento que vimos que el marisco estaba afectado por el agua dulce llegamos a seguir trabajando y a removerlo el mal hubiese sido probablemente mucho mayor", declaró ayer por la tarde.

La extracción en Os Lombos estuvo cerrada desde mediados de febrero, y la flota confiaba en que ese descanso permitiese la recuperación del marisco, pero ésta ha sido discreta.