La flota arousana retomó ayer la actividad. Salieron a faenar tanto embarcaciones de pesca y marisqueo como numerosos barcos auxiliares de acuicultura, cuyos titulares retomaron la extracción y comercialización de mejillón, hicieron balance de los desperfectos sufridos en los viveros flotantes y empezaron a reparar los parques más dañados.

Hay que tener en cuenta que solo hay tres polígonos bateeiros cerrados en Galicia a causa de la presencia de biotoxinas, lo cual significa que la inmensa mayoría de las bateas -en las que aún quede mejillón y tenga talla comercial- están a disposición del sector y de los mercados.

De ahí que la actividad extractiva fuera importante y el ritmo de trabajo se acelerase al máximo, aprovechando la tregua que dieron ayer los temporales y con la mirada puesta en el horizonte, a la espera de indicios que anuncien el siguiente vendaval.

Este frenesí en la actividad extractiva se tradujo en un ritmo igual de intenso en las descargas efectuadas en muelles como los de Porto Meloxo (O Grove), Vilanova, A Illa y Cambados.

Los "rañeiros"

Al margen de la actividad mejillonera, hay que destacar que la flota dedicada a la extracción de vieira pudo realizar su labor sin excesivas dificultades, al igual que los mariscadores de a flote que operan en las zonas de libre marisqueo.

En este sentido, fueron casi 600 los barcos que ayer por la mañana se repartieron por las zonas productivas "libres" de la ría arousana en busca de berberecho y diferentes tipos de almeja.

La mayor concentración de naves se registró, como es habitual, en los bancos de Os Lombos do Ulla, a pesar de las intensas corrientes del río.

En la desembocadura de este importante cauce fluvial y las inmediaciones de la isla de Cortegada trabajaron un total de 306 embarcaciones, lo que puede traducirse en alrededor de 700 rañeiros que pudieron retomar la faena.

Asimismo, en el banco de libre marisqueo de O Bohído, situado entre A Illa, Cambados y Vilanova faenaron 191 barcos, mientras que para trabajar en el de Cabío -a la altura de A Pobra do Caramiñal- se despacharon ayer 52 embarcaciones. A todo esto hay que sumar 42 naves que salieron a faenar en otras zonas de libre marisqueo de la ría.

En cierto modo, que las embarcaciones volvieran a faenar ayer y los bateeiros pudieran sacar mejillón y evaluar los daños en sus viveros, es sinónimo de calma, o al menos indica que el regreso a la normalidad está próximo.

Y es que el sector quiere recuperar cuanto antes el tiempo perdido, aunque lógicamente aún tendrá que pasar bastante hasta que se solventen todos los problemas creados, lo cual resultará mucho más complicado si no cambia el tiempo pronto.

No será fácil y el estado en que se encuentra la costa refleja fielmente esa complejidad. El litoral está plagado de residuos de todo tipo arrastrados por las corrientes, que en cierto modo han convertido las playas en un auténtico caos en el que pueden verse restos de bateas, trozos de madera, plásticos, aparejos rotos e infinidad de elementos más.

Incluso en Vilaxoán (Vilagarcía) se localizaban ayer variados escombros, como bidones y cestos de los empleados para el cultivo de ostras en batea, a pesar de tratarse de una playa mucho más resguardada que otras.

Ese caos en la costa es extensible a tierra firme, donde en las cooperativas Hortumia y Horsal se lamentan por las pérdidas sufridas en el campo.

Esgrimen que hay infinidad de invernaderos destrozados, al igual que tierras de cultivo completamente anegadas.

Lo peor, añaden, es que "ahora empieza la época de plantar los cultivos de todo el año, y con los invernaderos destrozados en mil pedazos o encharcados no podemos hacer nada".

Como sucede con el mundo del mar, en la huerta no es sencillo hacer balances de pérdidas que puedan resultar fiables, pero de cualquier modo "hay cientos de familias afectadas por las pérdidas directas causadas por el mal tiempo en la huerta de O Salnés", aseguran en el sector.

En este caso también tendrán que hacer un esfuerzo para tratar de volver a la normalidad cuanto antes, al igual que deben hacerlo los ciudadanos a título individual, que aún sufren las consecuencias de las intensas y constantes precipitaciones de las últimas semanas.

Ayer continuaban las labores de los servicios de emergencias para achicar agua acumulada en bajos y garajes -especialmente en O Grove-, del mismo modo que los efectivos de Protección Civil de prácticamente toda la comarca seguían empleándose a fondo para cortar árboles tumbados por el viento y que, en algunos casos, aún afectan a vías de circulación y a tendidos eléctricos y telefónicos.

Ayer casi todas las agrupaciones de voluntarios -y lo mismo puede decirse de las bases de bomberos en Vilagarcía y Ribadumia- coincidían al señalar que "las cosas se han tranquilizado mucho", pero a pesar de ello deben continuar con la limpieza de vías y la retirada de objetos de las vías públicas, eliminación de tejas y demás tareas.