El primer pleno ordinario del año en Vilagarcía fue uno de los de menor duración del mandato de Tomás Fole. En menos de tres horas y media los concejales despacharon los asuntos de la orden del día -bastante pobre en contenido- y también otros no programados. Fueron precisamente estos los que encendieron la sesión, hasta el punto de que los temas previstos comenzaron a debatirse casi a las seis de la tarde, una hora después de que arrancase el pleno. Y es que la decisión del gobierno vilagarciano de excluir las mociones tipo -las genéricas que presentan los partidos en varios ayuntamientos- enervó a la oposición al completo, que considera que esta medida "censura" y "coarta" sus derechos como concejales y le "tapa la boca" a los 9.000 votantes de PSOE, EU y BNG. Ante la negativa del alcalde de dar marcha atrás y después de pedir explicaciones sin una respuesta satisfactoria, los tres concejales nacionalistas abandonaron el pleno tachando el gobierno de Fole de "dictadura fascista". El regidor calificó este acto como "una rabieta de colegio". Por su parte, el portavoz de Esquerda Unida, Juan Fajardo, anunció el inicio de un encierro durante 24 horas en el Ayuntamiento.

Él y su compañero de grupo Ramón Bueno se quedaron en el salón de plenos al término de la sesión. Su idea era permanecer en la casa consistorial durante toda la noche hasta hoy a las cinco de la tarde. "Solo saldré a las ocho de la mañana para llevar a mi hija al colegio", precisó Fajardo, quien no descarta realizar encierros más días si se sigue rechazando el debate de mociones en el pleno. "Este concello no es del PP", sentenció.

El PSOE no tomó ningún tipo de movilización contra la decisión del gobierno local, aunque esto no significa que estuviese de acuerdo con esa postura. Ni mucho menos. La portavoz socialista, Tania García, acusó al Ejecutivo de Fole de rechazar las mociones genéricas para evitar posicionarse sobre la reforma del aborto, un asunto de actualidad que está creando una brecha interna en el PP y sobre el que trataban varias propuestas de la oposición que no fueron admitidas en la orden del día. En esta misma línea se manifestaron Fajardo (EU) y María Villaronga (BNG). Tras el rechazo, todos intentaron incluir las mociones denegadas con carácter urgente, pero tampoco hubo suerte.

Tras las duras críticas de todos los grupos, el regidor se propuso dar explicaciones que, no obstante, no convencieron ni lo más mínimo a ninguno de los tres portavoces. Fue por ello que el BNG abandonó el pleno a los 50 minutos de iniciarse. "No vamos a ser partícipes de esta pantomima. Este pleno es una farsa", dijo Villaronga. Eran las 17,50 horas. La única protesta entre el público fue la protagonizada por miembros de la Plataforma en Defensa da Sanidade Pública do Salnés, que también se fueron del pleno de forma simultánea a la marcha de los tres ediles del BNG, María Villaronga, Helena Mariño y Xabier Ríos.

Cobran igual

Fuentes municipales consultadas aseguran que los ediles del BNG cobrarán la misma cuantía por asistencia a pleno que si se quedaran en sus asientos durante toda la sesión: ronda los 118 euros.

En opinión de Tomás Fole, la oposición solamente presenta mociones para lanzar "un ataque sistemático al PP" y "buscar un no rotundo del gobierno". "Ustedes (a la oposición) tienen que provocar que el grupo de gobierno diga siempre que no para buscar esa imagen dictatorial", espetó el primer edil, quien justificó así su rechazo de las mociones tipo a partir de ahora. En este pleno las propuestas que se quedaron fuera fueron seis, tres de ellas del BNG.

En lo único que coincidieron todos los grupos, tanto gobierno como oposición, fue en que los plenos de Vilagarcía se han convertido en un auténtico "circo", un espectáculo que en función de los ojos por los que se mire lo protagonizan unos u otros. Lo cierto es que pleno tras pleno la confrontación, la tensión e incluso los gritos se cuelan en la orden del día sin que, obviamente, figuren en él.

El alcalde amenazó a Ramón Bueno con expulsarlo del pleno por su actitud con la secretaria municipal, a la que interrumpía mientras esta explicaba los motivos para rechazar un turno de réplica en el agrio debate de las mociones excluidas, puesto que no se trataba de un punto de la orden del día, sino de una cuestión de orden. "Yo no soy de desalojar a nadie aunque se lo merezca", admitió Fole.