Ayer fue la siembra, y en los próximos meses vendrán la siega, el proceso de separación del grano de la paja -la popularmente conocida como "malla"-, la molienda, el amasado de la harina obtenida y la elaboración del pan.

De este modo, los niños de los colegios Baño y Xesús Ferro Couselo pueden familiarizarse con todo un proceso tradicional y oficios o labores actualmente en desuso que antaño formaba parte del día a día de la localidad, y que llegó a ser el único sustento de muchas familias de este pueblo.

Todo ello se engloba en un gran proyecto divulgativo que se repite cada año y se denomina "Encuentro Intergeneracional", el cual está promovido por el Concello de Valga en colaboración con las asociaciones A Eira, Axentiva, Asdivalu, Valga Bule y Mulleres Rurais Albor.

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El objetivo principal es que en cada jornada de trabajo los niños compartan tiempo, experiencias, cuentos, canciones y vivencias con los adultos, y particularmente con los vecinos de más edad.

Se trata, insisten los promotores de esta iniciativa, de que niños, adolescentes y los valgueses más veteranos compartan tareas agrícolas "en un ambiente de convivencia y respeto mutuo, que es algo de lo que carece nuestra sociedad".

Protección natural

Es, por tanto, una lección de vida, disciplina, respeto, diversión y protección del medio natural, de la cultura y de las costumbres de un pueblo como el de Valga.

Y es, no cabe duda, un proyecto con el que se consigue que las personas mayores "se sientan útiles comunicando y enseñando sus conocimientos" a unos niños que, de este modo, pueden "aprender a valorar las prácticas tradicionales".

De este modo se consigue, en definitiva, que las nuevas generaciones valguesas "no olviden nuestra identidad cultural". Y lo mejor de todo, hay que insistir, es que se logra de una forma distendida y con un envidiable espíritu de colaboración.

Desfile

Ayer volvió a quedar patente desde el primer momento; cuando los participantes, ataviados para la ocasión, emprendieron el desfile con los aperos de labranza al hombro.

Recorrieron así el trayecto existentes entre el Auditorio Municipal de Valga, situado en Cordeiro, y la finca de Loncras (Ferreirós) donde se efectuó la siembra.

Una vez en la finca de labranza, el sonido de las panderetas y los "cantares" de antaño se propagaba con la rapidez de un buen recuerdo en la mente de cualquier persona, haciendo que muchos de los asistentes, los de más edad, trasladaran sus pensamientos a unas etapas de sus vidas ya muy lejanas.

Aquellos cánticos animaban en otros tiempos el duro trabajo en el campo, y ayer sirvieron de complemento especial para una actividad formativa que se convirtió en una fiesta de valor etnográfico de la que, con absoluta seguridad, los niños podrán aprender mucho.

Evidentemente, para recrear otros tiempos de siembra y trabajo en la finca, no podía faltar la merienda a base de productos típicos. Por eso los chorizos, quesos y panes se hicieron con el protagonismo a media mañana, compartiéndolo con otros productos quizás no tan enxebres pero igual de apetitosos cuando se trabaja duro en la huerta, como las latas de sardinas en conserva.