Fexdega se convirtió durante la jornada de ayer en toda una feria de las emociones y los buenos sentimientos. La celebración de la decimoséptima edición de los Juegos Autonómicos de Baloncesto, organizado por Special Olympics, se convirtió en el paradigma del deporte como elemento integrador sin límites.

La asociación Con Eles ejecutó a la perfección el papel de perfecto anfitrión. Nada quedó al azar. Para ello se contó con la aportación de un total sesenta voluntarios que cuidaron hasta el más mínimo detalle. Y eso que la empresa no era fácil. La magnitud del evento queda de manifiesto en los 319 deportistas participantes y 74 entrenadores repartidos entre un total de 21 asociaciones llegadas de toda la geografía autonómica.

Desde muy temprano se fue ensanchando el caudal de las buenas sensaciones. La organización daba la bienvenida a todos con música en el vestíbulo del recinto ferial, mismo espacio en que se instaló una sala de juegos y ordenadores que enseguida captó la atención de todos. También allí se dispuso el comedor para reponer fuerzas en medio de un enorme carrusel de partidos, pruebas de habilidad y entregas de medallas. Todo ello en medio de un clima de deportividad absoluto. Solo había que observar las caras de los jugadores para confirmar la importancia que esos momentos tienen en la vida de cualquier persona con discapacidad intelectual. En definitiva, la esencia de la ilusión con la superación y la participación en absoluta conexión.

Componentes del Sigaltec Liceo BBC, que ejercieron de voluntarios a la hora de velar por el desarrollo de los encuentros, pudieron comprobar la nobleza, el juego limpio y el compañerismo de los participantes.

Tampoco faltó el respeto y la educación a familiares, árbitros, delegados y entrenadores. Cuestiones que desgraciadamente son menos habituales en otros ámbitos que incurren en el error de utilizar el deporte para proyectar frustraciones, a veces irreversibles.

Tampoco faltó el padrinazgo de importantes deportistas vilagarcianos como Jordi Aragonés, Antón Paz, Gustavo César Veloso o Emma Castañeiras. Unos campeones que comprobaron in situ la pureza de las emociones que despierta el deporte, materia que no entiende de barreras.