Los bateeiros discrepan con la directora del Intecmar, que anteayer dijo en el Parlamento que la toxina provocaba pérdidas económicas "insignificantes o nulas" al sector productor. Covadonga Salgado argumentaba su planteamiento en que la mayor parte del mejillón pudo ser devuelto vivo a las bateas en cuanto se detectó el episodio tóxico. Pero en el sector plantean que "no es lo mismo una toxina en febrero, que incluso puede ser positiva para regular el mercado, que en septiembre".

En este sentido, los mejilloneros consultados ayer por este periódico sostienen que sí hay pérdidas porque los últimos temporales están provocando el desprendimiento de molusco "que tendría que haber sido retirado hace un mes". En este sentido, el presidente de una agrupación cuenta que "sé de un bateeiro que para hacer 13.200 kilos de mejillón tuvo que sacar 153 cuerdas, cuando hace un par de meses lo habría hecho con 70".

Otros factores que hay que tener en cuenta serían, según el sector, el buen estado del mejillón en esta época del año y la proximidad de la Navidad. "Llevamos conviviendo con la toxina desde hace 50 años y sabemos que es un proceso natural, que no hay que echarle la culpa a nadie. Pero una toxina en otoño no es igual que a principio de año", dicen en el sector. En cualquier caso, nadie se atreve a cifrar las pérdidas. "Eso no se sabrá hasta que abran los polígonos que ahora están cerrados".

El episodio tóxico que en la actualidad mantiene cerrados la mayoría de los polígonos bateeiros de Galicia se declaró el 9 de octubre, y manifestó desde un principio una virulencia inusitada, afectando incluso a los moluscos infaunales. Además, se produjo apenas dos meses después de la marea roja del verano, que también había sido muy intensa, por lo que 2013 no está siendo en principio un año bueno para los bateeiros.

Tanto es así que hay quien ya presagia que "la campaña de Navidad estará en el aire", puesto que la producción se está viendo muy mermada y que habrá que ver si se es capaz de asumir toda la demanda de mejillón que previsiblemente se produciría en caso de remitir la toxina antes de las fiestas. Así las cosas, hay voces que sugieren que se permita la recolección de mejilla en cualquier época del año, para que de ese modo se escalone la producción y no se concentre toda en una sola época.