La "campaña de Navidad" de Gardacostas de Galicia ya está prácticamente lanzada. Este departamento dependiente de la Consellería do Medio Rural e do Mar intensifica el ritmo de trabajo y los controles por tierra, mar y aire, a medida que se aproximan fin de año y las fechas más señalada para la venta de marisco, cuando la pesca o el marisqueo ilegal y/o furtivo suele intensificarse. Esa vigilancia es especialmente activa en noviembre, y particularmente en las semanas previas a la apertura de la veda de la centolla, cuando muchos marineros optan por pescarla antes de tiempo.

Ya hace meses que puede consumirse centolla en algunos restaurantes, o que puede ser adquirida en determinados puertos, pero lógicamente de manera totalmente ilegal y fraudulenta.

De ahí que el papel de Gardacostas resulte fundamental, como se ha comprobado con los operativos desplegados en las últimas semanas en toda Galicia, y también con dos intervenciones que en los últimos días sirvieron para asestar un nuevo golpe al furtivismo en aguas de la ría de Arousa, o más concretamente en la desembocadura del Ulla.

En el servicio de Gardacostas aclaran que en la madrugada de ayer los inspectores se incautaron de 608 nasas caladas en los bancos marisqueros de Os Lombos do Ulla, la misma zona en la que el sábado se localizaron e intervinieron otras 238 nasas.

En ambos casos se trata de aparejos calados en zona prohibida y sin balizar, es decir, útiles empleados por los furtivos o pescadores ilegales -tanto si son profesionales como si no- para extraer producto de manera fraudulenta, ejerciendo así una clara competencia desleal con la flota profesional que sí acata las reglas y contribuyendo a la destrucción de los caladeros y del modo de vida de miles de familias.

Para acabar con estas prácticas, y también para evitar que especies como la centolla -y tantas otras- sufran la presión antes citada, desde la Consellería do Medio Rural e Mar intensifican los planes de control e inspección. Pero no solo así se lucha contra el furtivismo. En el departamento que dirige Rosa Quintana recuerdan que los ciudadanos y/o consumidores también pueden ayudar, y de manera contundente. Solo tienen que rechazar los productos extraídos y comercializados de forma irregular, que además de ser ilegales son un riesgo para la salud pública, ya que no están sometidos a los preceptivos controles.