En 1817 había 19 palilleiras en O Grove. A finales del siglo pasado este oficio estaba prácticamente desaparecido en la localidad. Y a día de hoy hay docenas de mujeres de O Grove que hacen encaje... Esta vistosa y espectacular artesanía, que durante muchas décadas solo sobrevivió en Camariñas y otras pocas localidades de Galicia está hoy en día muy de moda.

No hay asociación de vecinos o de mujeres rurales que no organice un curso de "palillar", y los encuentros organizados por los colectivos son siempre multitudinarios. Un ejemplo fue el celebrado ayer por Adro Vello, una asociación de mujeres rurales de O Grove que logró congregar en el Palacio de Congresos e Exposicións de A Toxa a más de medio millar de mujeres procedentes de toda Galicia.

"Y podrían haber sido muchas más -afirma la presidenta del colectivo, Maribel Piñeiro-. Tuvimos que decirle a 200 personas que ya no viniesen porque no nos quedaba sitio, y no tuvimos a nadie del sur de la provincia de Pontevedra porque el sábado fueron a un encuentro en Tui con 300 personas. De no ser por eso seguro que hubiesen querido venir aquí".

Los encuentros de "palilleiras" están en auge. En Cambados se hace uno en verano que reúne también a 500 personas, y al que suelen acudir grupos de Portugal; Vilanova también tiene uno muy concurrido; en Pontevedra reúnen a 1.000 personas... Para Maribel Piñeiro este boom del encaje con palillos se debe "a que es muy relajante. Parece más difícil de lo que es y una vez que aprendes y empiezas a hacerlo, engancha". Además, la presidenta de Adro Vello le ve otra ventaja importante. "El encaje se hace con unas plantillas con dibujos, y eso te permite hacer otras cosas mientras tanto. Puedes ver la televisión o estar charlando porque no exige la concentración del punto de cruz o del ganchillo". Y finalmente, Piñeiro sostiene que los palillos son tan adictivos "porque es una actividad muy entretenida".

Pero pese al furor que está desatando esta artesanía, por el momento sigue siendo una afición casi exclusivamente femenina. Aunque la frontera entre sexos se ha resquebrajado un poco. En el encuentro de ayer de Adro Vello había dos hombres adultos, procedentes de Cambados, y también había algunos niños varones. "Relevo generacional sí que hay -dice la presidenta de Adro Vello-. Hoy tenemos 40 niños, y muchos son varones... A los adultos sí que les cuesta más. No sé si es por la costumbre de que esta es una actividad que siempre hizo la mujer o por qué, pero es cierto que acuden pocos". Por ello, Piñeiro les recomienda "que pierdan la vergüenza de palillar, que es algo muy bonito". Por su parte, el cambadés que quedó hasta el final de la jornada de ayer en A Toxa prefirió no hacer declaraciones.

De O Salnés y de fuera

A la convocatoria de Adro Vello -que este año celebra su 20 aniversario- acudieron desde gente de localidades de O Salnés, como Trabanca Badiña, Corón o Vilaxoán, hasta grupos procedentes de los municipios coruñeses de Vimianzo, Noia y Camariñas, capital del famoso encaje, o de Fornelos de Montes, en el sur de Pontevedra.

La reunión se desarrolló en un ambiente muy cordial, y permitió que las mujeres intercambiasen impresiones sobre una afición que según ellas es muy relajante, pero también sobre el funcionamiento y la experiencia de sus asociaciones. De hecho, la mayoría de participantes forman parte de colectivos de mujeres rurales o de vecinos, o también organizan sus propios encuentros de "palilleiras". La de ayer fue la tercera reunión de Adro Vello, y colaboraron el Ayuntamiento y la Festa do Marisco.