El presidente de la Asociación Galega de Depuradores (Agade), Ramón Blanco estima que en lo que va de año las empresas depuradoras han perdido el 20 por ciento de su personal debido a los tres episodios tóxicos que afectaron al mejillón.

Blanco no oculta la preocupación del sector que representa, puesto que las empresas trabajan estos días con la mercancía que tenían almacenada antes del inicio del brote tóxico "pero entre mañana (por hoy) y pasado se nos acabarán". Una situación que abocará a las empresas a reducir al mínimo su actividad y a prescindir todavía de más trabajadores.

La Xunta de Galicia se reúne hoy en Vilagarcía con los sectores vinculados al mejillón y el marisco, y Agade pretende plantear algún tipo de solución para que mejore la gestión pública de estas crisis de origen natural. "Desde luego no somos técnicos ni tenemos la varita mágica, pero sí es cierto que en los dos episodios tóxicos importantes de este año tuvimos dificultades y nos da la impresión de que cuando hay puntas muy altas de toxina algo patina en los controles"., declara Ramón Blanco.

En este sentido, el presidente de los depuradores quiere poner sobre la mesa la posibilidad de extender los controles a los fines de semana "o alguna otra medida que pueda minimizar los problemas". Blanco declara asimismo que las aperturas de ayer por la mañana (polígonos de Vigo y Redondela) no arreglan demasiado el problema "porque se trata de zonas que ya estuvieron abiertas en agosto mientras todas las demás estaban cerradas, por lo que allí no queda mejillón suficiente para mantener la industria".

El presidente de Agade añade que "si esto no se modifica y llegamos así a Navidad las pérdidas pueden ser brutales". Asimismo, lanza un mensaje claro a los consumidores. "El mejillón que estos días llegue al mercado y que esté debidamente etiquetado es completamente seguro porque pasa dos filtros, el de Intecmar y el de las depuradoras. Además, en este tipo de situaciones todos somos especialmente celosos con la seguridad del producto".

Mientras tanto, la Asociación Galega de Empresarios de Cocedeiros (Agacome) se reunió a mediodía de ayer en el edificio de Mexillón de Galicia, en Vilagarcía. Acudieron al encuentro algo menos de una decena de socios, y al término del mismo el presidente, Juan Suárez, eludió hacer declaraciones.

De todos modos, fuentes próximas al sector manifestaron que los cocederos todavía cuentan con alguna mercancía almacenada de antes de la toxina, por lo que las fábricas no están paradas. Estos colectivos tendrán la oportunidad de exponer sus inquietudes y dudas directamente a la administración, pues la Consellería do Medio Rural e do Mar se reúne hoy con el sector en el Instituto Tecnolóxico de Control do Medio Mariño, en Vilaxoán.

El objetivo es hablar de la crisis causada por la toxina, que mantiene cerrados la práctica totalidad de los polígonos de bateas de Galicia, así como numerosos bancos marisqueros.

Las reuniones son por separado, y la primera es a las 11 horas con los depuradores. A las 13 es el turno de los bateeiros, y a las 17 serán los dueños de los cocederos quienes escuchen las explicaciones de Mar. Está previsto que la conselleira, Rosa Quintana, asista al encuentro con los productores. En las otras dos reuniones la delegación autonómica estará presidida por el secretario xeral de Mar, Juan Maneiro, y por la directora del Intecmar, Covadonga Salgado.

Una parte de las reuniones servirá para que los empresarios y productores conozcan de primera mano el funcionamiento del Intecmar y cómo se realizan los muestros de toxinas. De este modo, los afectados podrán dar su punto de vista sobre posibles mejoras de gestión para evitar que los episodios tóxicos -de origen natural- afectan lo menos posible a la actividad económica. Y es que el mejillón y el marisqueo es uno de los pilares económicos de la comarca y uno de sus mayores motores de generación de empleo.

El consejo regulador de la denominación de origen Mexillón de Galicia no está invitado a ninguna de las reuniones, a pesar de tratarse de la entidad encargada de velar por el origen y la calidad del molusco que llega a los mercados.