Arqueólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Ciencias del Patrimonio y de la Universidad de Durham, en Inglaterra han unido esfuerzos para realizar la que será la primera intervención arqueológica en el islote Areoso (A Illa de Arousa) de las últimas décadas. La intervención, que está dirigida en su parte científica por Elías López Romero y en su parte técnica por Patricia Mañana Borrazás pretende investigar sobre los efectos de la erosión del mar en los yacimientos costeros, y además del Areoso, incluye intervenciones en otras dos zonas de la Bretaña francesa.

En concreto, la investigación se va a centrar en la conocida como "mámoa 4", una estructura megalítica descubierta por el mar a finales de 2011 y que se encuentra relativamente protegida por un muro de mampostería realizado por la Dirección Xeral de Patrimonio y por Costas.

Los arqueólogos comenzaron el pasado miércoles a realizar un seguimiento de la estructura mediante instantáneas fotográficas para comprobar cuáles son los efectos del mar, un proceso que les va a llevar un año y que va a permitir analizar y documentar en tres ocasiones la situación en la que se encuentra la mámoa, una de las siete que se han localizado en el islote. La intención es analizar el ritmo de alteración de los sedimentos que cubren el yacimiento, así como los restos arquitectónicos visibles. Para ello, se contempla tanto la toma de datos in situ como el registro de datos geométricos y el procesado de las fotografías y modelos digitales.

No va a suponer una intervención directa en el yacimiento, algo que ya se estaría barajando en Patrimonio a raíz de los hallazgos localizados por un grupo de aficionados a la arqueología que se hacen denominar como "Pandulleiros", sino que simplemente va a analizar cuáles son los factores de degradación de los yacimientos que se encuentran en el litoral.

Los investigadores apuntaban ayer que "esta intervención es muy necesaria, dado que en los últimos años, factores como la subida del nivel del mar o los efectos de las tormentas están provocando alteraciones en elementos patrimoniales de la costa; por eso es necesario monitorizar su evolución y estudiar los restos que contienen en previsión de que la erosión pueda provocar, en último término, su destrucción".

La existencia de yacimientos en el islote se conoce desde hace varias décadas. Entre 1988 y 1990, un equipo de arqueólogos dirigido por Manuel Rey llevó a cabo una serie de intervenciones en las que se documentaron tres túmulos megalíticos de finales del Neolítico, así como evidencias de ocupación humana de este período y de la Edad del Bronce. La acción del mar en los últimos años también ha servido para descubrir numerosos restos y estructuras como la mámoa 4.