Hace semanas, el sector bateeiro gallego mostró su preocupación por la presencia de una especie de anémona que, en ingentes cantidades, se dedica a atacar la producción de mejillón. Ahora que la campaña de la industria conservera y los cocederos está "a tope", los productores aseguran que "la situación ha empeorado de manera notable, por lo que mucho nos tememos que en cuanto lleguen los temporales de otoño podemos perder toda la producción, ya que acabará desprendiéndose al fondo de las rías".

"Es una medusa muy pequeña que se pega a las cuerdas de las bateas y destroza el mejillón; lo cubre de una especie de sustancia grasienta y viscosa", alegan los bateeiros.

Algunos explican que "el mejillón es incapaz de adherirse por los pelos -el biso- y se va al fondo de la ría, y si esto ocurre a estas alturas del año, no cabe duda de que todo será más duro cuando llegue el mal tiempo, y puede incluso que en noviembre ya no quede mejillón de ningún tipo en las bateas".

Parece que esta medusa "simula una especie de flor cuando está dentro del agua, como si fuera una margarita, que se cierra al sacarla a la superficie, y cubre completamente las cuerdas; no es nada habitual, sino todo lo contrario".

Urticante

Los productores consultados reconocen que "siempre existieron especies similares e incluso en la zona de O Grove es muy conocida una a la que popularmente se llama pica-pica; pero jamás hubo semejante cantidad de anémonas atacando nuestro mejillón de esta forma".

Incluso argumentan en el sector que "hay mucha gente afectada por su picadura" y que "puede deberse al cambio climático, a la temperatura del agua o a la degradación del lecho marino; pero sea cuál sea la causa hay que insistir en que la situación es muy preocupante".

De ahí que, como ya se indicó hace semanas, fueran entregadas muestras de estas medusas al Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino, dependiente de la Consellería do Mar. Los bateeiros piden a este departamento "que haga algo cuanto antes con este problema que afecta tanto a polígonos externos, como los de Aguiño y O Grove, como a algunos de los interiores".

En este sentido, alegan que "en algunas zonas el mejillón solía aguantar 18 meses en la cuerda y ahora se está desprendiendo con solo seis".