A la Atagema gibba no la buscaban por todo el mundo como a Edward Snowden, pero también se la puede considerar una auténtica fugitiva de los océanos, pues hasta hace unos días solo se había dejado ver en cinco ocasiones en 62 años, según el Grupo de Estudo do Medio Mariño (GEMM) de Ribeira, que acaba de localizar dos ejemplares en la ría de Arousa.

Los investigadores hallaron la conocida como "babosa dromedario" en la isla de Sálvora y, además, apuntan que es muy probable que exista una importante población de esta rarísima especie en la ría de Arousa.

A simple vista, este pequeño animal puede no llamar la atención de cualquier buceador que se la encuentre si no tiene unos conocimientos avanzados en vida marina. Sin embargo, localizar a la "babosa dromedario" no es nada fácil, como atestigua el hecho de que apenas se la conozca después de más de medio siglo de existencia probada.

"Es un animal muy curioso, que se alimenta de esponjas y que tiene una especie de joroba para mimetizarse con ellas. Por eso es tan difícil detectarla. Su capacidad de mimetismo es muy destacable y además es poco digerible para los depredadores, pues en su interior se quedan restos de las esponjas que come, que son como espinas microscópicas", relata uno de sus descubridores, Jacinto Pérez.

La mayor sorpresa que se llevaron los miembros del GEMM fue que "en un mismo día localizamos dos ejemplares separados por más de un kilómetro de distancia. Esta especie es hermafrodita, pero no se puede autofecundar y es altamente improbable que los dos ejemplares se fecundasen mutuamente porque se hallaban demasiado lejos. Además los dos estaban realizando la puesta", apunta el experto, que cree que existen muchas opciones de que en la ría de Arousa vivan más ejemplares de este invertebrado.

Una región biodiversa

Para Jacinto Pérez este descubrimiento es solo una muestra más de la enorme biodiversidad de la ría. "Es una de las más ricas del mundo. Cuando empezamos hace diez años teníamos fotografiadas 300 especies, actualmente superamos las 1.600", relata.

Pero, ¿por qué eligió la babosa dromedario las costas arousanas para criar? "Cada vez llegan a Galicia más especies exóticas, algunas de ellas invasoras, pero no sabemos si este es el caso porque apenas se la conoce", explica el experto. "En verano, la ría es bañada por la corriente submarina del Labrador, que enfría el agua hasta los 13 grados en profundidad, pero la hace enormemente rica en biodiversidad". Esta podría ser una razón para que la Atagema gibba se empiece a dejar ver por estos rincones del medio marino.

En invierno sucede al revés, la corriente predominante es la del Golfo, procedente del Caribe, más pobre en nutrientes pero más cálida. Sin embargo, Jacinto Pérez relata que lo que podría posibilitar la aparición de nuevas especies en la ría de Arousa, además del movimiento de barcos -los animales viajan con ellos de polizones-, "es el aumento de la temperatura del mar. Las especies perciben el cambio y se están desplazando, en algunos casos, hacia el norte". De ahí, probablemente, que la "babosa dromedario" fuera descubierta en el Mediterráneo francés primero y después en el Canal de la Mancha.

Un gran avance

La localización de la Atagema gibba en la ría de Arousa puede ser el factor decisivo para poder avanzar en el estudio de este animal tan poco común y tan desconocido. Pero existe un pequeño incoveniente que también es una gran ventaja: los dos ejemplares fueron hallados en aguas pertenecientes al Parque Nacional Illas Atlánticas.

Esto significa que sus descubridores no pudieron recoger ningún ejemplar para realizarle pruebas con las que saber un poco más de sus hábitos y biología, pero también que el animal podrá contar con un entorno en el que vivir sin sufrir riesgos de despoblación por la intervención de la mano del hombre.

Eso mismo fue lo que llevó a Jacinto Pérez y el equipo del GEMM a iniciar hace diez años su andadura en los fondos de la ría de Arousa. "Empezamos después de la tragedia del Prestige, porque temíamos que acabase con muchos animales".

Entonces, prosigue, "nos dimos cuenta de que la gente no conocía a la mayor parte de las especies que habitan en nuestras aguas y nos decidimos a descubrírselas. Es el único modo de implicar a la población en el cuidado del medio ambiente", narra el ribeirense, que asegura que queda muchísimo más que descubrir en el fondo de la ría de Arousa.