El XXIX remonte anual de la ría y el río, que organiza la Fundación Ruta Xacobea do Mar de Arousa e Ulla, zarpó ayer desde O Grove -con más retraso del deseable-, aunque también hubo barcos de otros puertos que se sumaron a la procesión acuática en mitad del recorrido. Unos y otros navegaron hasta Pontecesures y Padrón, siguiendo el mismo recorrido que hizo la barca que trasladó los restos del Apóstol Santiago.

Se cumplió así una tradición que comenzaba en 1963, y esta vez se hizo con un carácter muy especial, ya que se presentaba la Traslatio, es decir, el proyecto ideado para reconocer mediante una credencial el peregrinaje marítimo-fluvial de aquellos que zarpen desde San Vicente de O Grove o Ribeira en dirección a Padrón. Esos navegantes, que deben arribar en al menos otros dos puertos -uno a cada orilla de la ría- van a tener así la oportunidad de recibir una cartilla náutica o diploma acreditativo, como si de la Compostela que se entrega a los peregrinos terrestres se tratara.

La de ayer, por tanto, fue una ruta diferente a las anteriores, aunque lógicamente el espíritu y las ganas que movieron a los participantes fueran los mismos de siempre. Se trataba de cumplir una tradición que para muchos tiene tintes religiosos, pero que para otros representa un aliciente cultural y turístico importante, del que lógicamente deben beneficiarse la veintena de municipios adheridos a la Fundación da Ruta Xacobea, presidida desde sus orígenes por el ya fallecido José Luis Sánchez-Agustino y dirigida ahora por su hijo Javier.

Ellos -el padre en la mente de muchos de los presentes y el hijo como representante de este proyecto cultural- fueron dos de los protagonistas del día, como lo fue el alcalde de O Grove, Miguel Pérez García, en representación de todo su municipio, que como sucediera en 2009 fue el elegido para dar el pistoletazo de salida a la ruta. Junto a ellos, la directora de Turismo de Galicia, Nava Castro; el presidente de Portos de Galicia, José Juan Durán; y otras muchas autoridades políticas, junto a representantes sociales, empresariales y culturales.

Pero también cabe destacar la participación de varios cientos de arousanos y turistas anónimos que quisieron participar en esta iniciativa y se subieron a algunos de los barcos que zarparon desde O Grove y Vilagarcía, en este caso con el alcalde, Tomás Fole, a la cabeza.

Unos y otros, a bordo de cuatro barcos custodiados por las fuerzas de seguridad, pudieron disfrutar de una singladura que muchos no olvidarán y que les dio la oportunidad de contemplar los paisajes de la rica costa arousana, sus bateas y sus playas. Como también pudieron observar bien de cerca el vía crucis -único en el mundo- que se extiende a lo largo del Ulla, un río que además encierra importantes valores naturales.

Evidentemente, la comitiva formada por esos cientos de peregrinos náuticos pasó a los pies de los pilares del futuro viaducto interprovincial del Eje Atlántico de Alta Velocidad, a escasos metros de las emblemáticas Torres do Oeste -que en breve verán una nueva llegada de los bravos vikingos- y remontó el cauce fluvial entre las siempre atractivas marismas y los cañaverales que jalonan la fachada fluvial.

En definitiva, que ayer se vivió una nueva edición de esa Ruta Xacobea do Mar de Arousa e Ulla que conmemora la traslación de los restos del Apóstol Santiago desde Jaffa (Palestina) hasta Iria Flavia, en el Siglo I, y a la que aún le falta una implicación mayor del conjunto de localidades, para que el número de barcos y pasajeros siga en aumento.

Solo así se dará continuidad a este proyecto presentado en una asamblea provincial de turismo celebrada en A Toxa en 1963, en el que ahora se implican los Concellos de Boiro, Brión, Cambados, Catoira, Dodro, A Illa de Arousa, Meaño, Meis, O Grove, Padrón, Pobra, Pontecesures, Rianxo, Ribeira, Ribadumia, Rois, Santiago, Sanxenxo, Teo, Valga, Vilagarcía y Vilanova de Arousa.