Santiago Prego ha retomado recientemente su actividad como abogado tras un parón de casi cinco años en el sector. Está especializado en derecho marítimo aunque se encarga de casos de diversa índole en el despacho de Juan Lago, en Vilagarcía, donde se ofrece al cliente un servicio global (derecho civil, mercantil, administrativo, penal y laboral). Prego apunta que la crisis ha afectado a la abogacía, una situación a la que -agrega- han contribuido las nuevas tasas judiciales.

- ¿Han cambiado mucho las cosas en el sector de la abogacía desde que usted dejase de ejercer en 2008?

-Los cambios con constantes. Estamos en un país en el que se legisla continuamente. En el orden social cada poco tiempo hay cambios, como por ejemplo la famosa ley de tasas.

-En Vilagarcía hay un número elevado de abogados. ¿Cuesta hacerse un hueco en un gremio con tanta competencia?

-Sí, cuesta mucho. La tendencia es la agrupación de varios abogados, donde convergen todas las áreas y se puede ofrecer un servicio global al cliente.

-¿Ha llegado la crisis a los despachos de abogados?

-Nos afecta bastante. Además, las tasas judiciales echan mucho para atrás a la gente a la hora de pleitear porque no tiene dinero.

-Usted forma parte de las guardias del turno de oficio. ¿Han aumentado las personas que eligen esta opción, que es gratuita?

-No tengo datos, pero creo que prácticamente el número de personas es similar.

-¿Cómo definiría la profesión de abogado? ¿Es gratificante?

-Tiene su doble vertiente. Es gratificante pero por momentos llega a ser desagradable.

-¿Por qué?

-A veces cuando se soluciona el caso, el éxito es del cliente, y en cambio si fracasa, la culpa es del abogado.

-¿Qué caso le ha marcado más en su carrera o recuerda especialmente?

-El de un embargo de un buque de Ghana. Era un transporte frigorífico que estuvo en el muelle comercial de Vilagarcía atracado durante años. En aquel momento estaba aquí Vázquez Taín de juez.