El profundo lavado de cara al que se somete la iglesia de Armenteira, en el Concello de Meis, no solo la va a dejar como los chorros del oro, sino que empieza a descubrir alguno de los secretos que guarda un monumento que ya ha cumplido 800 años, coetáneo de la catedral de Santiago.

La empresa Resconsa de Lugo, bajo la dirección del arquitecto pontevedrés, Mauro Lomba, comenzó esta semana un complejo programa de restauración de la "seo saliniense", que comprende la limpieza de fachadas, accesibilidad, recuperación del rosetón y el pórtico, limpieza interior y exterior del campanario, nivelación del suelo, drenaje, e instalación de iluminación eficiente en el interior del templo, además de otras actuaciones. La obra es producto de un convenio entre la Diputación de Pontevedra, el Ayuntamiento de Meis, el Arzobispado de Santiago y la Consellería de Cultura de la Xunta con el fin de proteger el símbolo eclesiástico más representativo de la comarca de O Salnés.

Gracias a él se va a poner en valor uno de los ejemplos del arte románico más relevantes y que, como señalan las restauradoras María Isabel Vázquez y María Dolores Lago Arce, cuenta con una portada muy representativa del románico gallego.

La obra es por tanto ambiciosa y requiere de una especial minuciosidad. Lomba señala que se pretende preservar todos los elementos originales de esta joya arquitectónica y para ello se emplearán técnicas nada agresivas porque se trata de "conservar". Pero a la vez se pretende que sea un trabajo duradero que incluye la eliminación de elementos extraños posteriores, sin reducir la funcionalidad.

Quizás la actuación más importante radique en el drenaje del suelo para evitar filtraciones de agua en la piedra y, por tanto, que siga la erosión del monumento con el paso de los años.

"Pretendemos retirar la humedad en la base perimetral y para ello se volverá a dar consistencia a la cimentación, tapar y llevar el terreno a su sitio", explica el arquitecto director de esta importante obra.

Junto a ello, el proyecto también prevé convertir la iglesia en un espacio accesible. Obviamente la solución hubo que encontrarla en una puerta lateral del templo y que carecerá de obstáculos para el paso de personas con movilidad reducida.

"En este caso no se podía modificar la entrada por la puerta principal en la que existen unos escalones que Patrimonio exige que sean conservados", explica Lomba. Y es que la planta del templo se encuentra situada de forma "ligeramente elevada sobre el plano del monasterio", como explican las monjas cistercienses en su guía.

Las actuaciones previstas afectan a todo el conjunto, de modo que en el exterior se centran especialmente en el rosetón y el pórtico, pero en el interior se actúa en diferentes ámbitos.

El arquitecto Mauro Lomba destaca las actuaciones en diferentes espacios y que interesan tanto al campanario como a la carpintería o a la iluminación.

Así, en el campanario, además de la limpieza interior y exterior de la piedra, se va a acometer un trabajo de restauración de los elementos de sujeción de las campanas de bronce pues estaban en peligro. "Una de ellas solo está anclada en un 15%", sostiene el arquitecto pontevedrés, consciente de que podría terminar desplomándose en breve.

A la vez, también resulta importante el trabajo relativo a la nivelación del suelo de la iglesia. "En este caso también se realizará una intervención conservadora para mantener la geometría original", explica. La principal función consiste en la nivelación del enlosado, pues algunas piedras están hundidas y con cierto desgaste por el paso del tiempo y también por el constante paso de los fieles.

En el interior del templo se acometen otras acciones fundamentales para recuperar el estilo primitivo del templo. Por de pronto, Lomba recalca que lo primero que se hará es retirar un pasamanos de aluminio que existe junto al altar pero también se eliminará la carpintería que se instaló con posterioridad a la construcción del edificio.

Lomba recalca que todos los marcos de madera de las ventanas se van a sustituir por un acristalamiento diáfano, que va a permitir que vuelva a resaltar el juego de luces y sombras que dibujan estos vanos en el interior del templo. Cabe recordar que originalmente, el templo carecía de ventanas.

El proyecto prevé asimismo la restauración de las puertas del templo, incluida la principal, cuya vistosidad se ha perdido con el paso de los siglos. También las conocidas como "porta dos mortos", la de la sacristía o la que tapa un vano que pudo ser un dormitorio medieval inexistente.

El último gran capítulo de la obra es el referido a la iluminación. "Vamos a instalar una iluminación nueva porque la que había además de antigua es muy básica. La idea es dejar muy poca luz para garantizar el recogimiento y la reflexión, pero habrá posibilidad de amplificarla en determinados actos".