Uno de los vestigios más importantes del castro de Besomaño es, sin duda, el tremendo muro que se ubica al norte de la urbe.

En estos momentos se encuentra ya a la vista en su extensión y es curioso porque en sus 82 metros de largo se diferencian varias zonas por el ancho de la estructura.

En general tiene un grueso de 2,5 metros pero a lo largo del pétreo cierre se observan zonas aterrazadas, de unos 6 metros de lado, que podrían haber correspondido a torreones de vigilancia de toda la zona amurallada, según explica el director de la excavación, el arqueólogo, Rafael Rodríguez. La altura también difiere desde 50 centímetros a 2,5 metros.

A lo largo de estos tres años han salido a la luz más de 60.000 piezas diferentes, entre ellas una dolabra romana y una cabeza de un ídolo, sin olvidar ánforas, vajillas púnicas o fíbulas como la de los dos leones de espaldas que se ha convertido en la imagen del castro de Besomaño.

El estudio de estas piezas es la otra actividad importante del equipo de arqueólogos y restauradores que participan en este laborioso trabajo de descubrimiento de la historia antigua de Galicia.

Hasta el momento se han catalogado solo 7.000 elementos, pues se trata de una actividad demasiado meticulosa, en la que además de lavar cada una de las piezas se requieren procesos de conservación de las mismas, datación y elaboración de un informe documental.

Por tanto, el estudio en el laboratorio va a ser fundamental para conocer los entresijos de este asentamiento que duró en pie más de seiscientos años, hasta que resultó asolado como consecuencia de un voraz incendio, se estima que por el siglo I después de Cristo.

Estas labores que realizan con paciencia un arqueólogo y un restaurador de la Diputación de Pontevedra podrá verse acelerada en los próximos seis meses debido a la contratación de siete arqueólogos y tres restauradores con contratos en prácticas de formación.

La otra gran asignatura pendiente consiste en la colocación de cartelería básica en todo el yacimiento de Monte do Castro con el fin de que el público pueda hacer un recorrido adecuado para comprender la historia que guarda este recinto de la Edad de Hierro de Galicia.