En el pleno del jueves no solo Aida Filgueira votó diferente a sus socios en el tripartito. También el galeguista Alfredo Bea se posicionó de distinto modo en una de las propuestas, precisamente otra de esas mociones tipo que algunos partidos suelen trasladar a todas las corporaciones locales.

Sea como fuere, en el seno del tripartito indicaron que esta disparidad de posicionamientos era algo comentado ya en el seno del ejecutivo desde que se presentaron las mociones para su inclusión en la sesión plenaria, y además se destaca que "son cuestiones prácticamente propagandísticas, de ámbito autonómico o nacional, en las que poco o nada puede actuar un Concello".

Por eso se permiten este tipo de "gestos hacia la galería" que da a los socios de gobierno la oportunidad de hacer partidismo y defender "sus colores" al margen del tripartito, aunque solo sea de vez en cuando.

Curiosamente, Alfredo Bea incluso tenía previsto apoyar a los grupos de izquierda en algún asunto más de los planteados al pleno, pero finalmente cambió de idea tras escuchar el hilo argumental de los ponentes -el nacionalista Heladio Outeiro y el esquerdista Juan Lamelas- y constatar que una vez más "volvían a imperar los insultos, los brindis al sol y la demagogia habituales". Fue tal el descontento del galeguista tras escuchar a los defensores de las mociones que en lugar de votar a favor o abstenerse acabó oponiéndose a las propuestas.

En definitiva, que la sesión plenaria del jueves sirvió para aprobar un buen número de propuestas que poco o nada tienen que ver con la política local y dejó patente que en el seno del tripartito hay ocasiones en las que puede más la vena ideológica de cada grupo participante que el acuerdo general. Pero claro, no es cuestión de que el PP de Miguel Pérez haga reproches a sus socios, pues no puede pedirles que respeten siempre el pacto cuando ni siquiera el conservador Carlos Otero es capaz de garantizar su fidelidad.