"Cuando era pequeño probé a montar en bici cerca del río de O Con y me caí. Desde entonces no he podido volver a montarme solo", relata el vilagarciano de O Vento (Cea) Luis Ferreiro, que tiene una seria discapacidad visual que le impide ver de lejos y limita su campo de visión efectivo a corta distancia.

Su vida, a pesar de haberla pasado vendiendo cupones de la ONCE, cuando ha podido -lleva 11 años siendo contratado eventualmente y vive de una escasa pensión de orfandad-, ha estado siempre vinculada al deporte.

A principios de este mes viajó hasta Pamplona para participar en el campeonato de la zona norte de tiro organizado por la ONCE, quedando octavo. Era la tercera edición a la que acudía, después de las de Logroño y en San Sebastián. La suya es una especialidad en la que los tiradores no disparan basándose en la vista, sino en el oído. "Nos ponen unas luces muy potentes para que no veamos nada y tenemos unos cascos unidos al rifle de aire comprimido que usamos. Así podemos oír el sonido que emite el arma cuando apuntamos a la diana", explica. Para ello necesitan la ayuda de un guía que les va indicando si lo hacen bien.

El problema es que Luis ya no tiene guía. "Se murió hace un par de años y desde entonces no podemos entrenar". Él lo hacía en el colegio de la ONCE en Pontevedra, donde practicaba con su único compañero gallego, Benjamín Garrido, que es invidente total.

Cuando falleció su instructor, ambos se quedaron sin arma con la que entrenar, pues "se la llevaron a Madrid". Ahora Benjamín Garrido "está buscando una persona que nos haga de guía". Ambos viajan juntos, haciendo el vilagarciano de apoyo visual de su amigo pobrense.

Antes de practicar tiro, una afición a la que se enganchó "porque me gustaba el sonido del arma al apuntar", Ferreiro jugaba en un equipo de fútbol sala para discapacitados visuales. "Era el único de Vilagarcía. Entrenábamos en Pontevedra y venía gente de A Coruña o Vigo. Al final el equipo se deshizo".

La pasión de este vilagarciano por el fútbol es indudable. "En 2001 visité el Camp Nou para ver el partido Barça-Dépor. Yo solo podía distinguir los colores desde allá arriba, pero me iban contando qué pasaba en el campo. Fue impresionante", recuerda este barcelonista confeso que dice "haber visto el repaso del Bayern en las semifinales de Champions a un palmo de la tele".

Sin embargo, lo que realmente emociona a Luis Ferreiro es el deporte de la bicicleta. "Ojalá pueda ir en tándem para poder volver a disfrutar esa sensación. Ya lo probé una vez, hace años", recuerda con añoranza. Para él la visita de la serpiente multicolor de la Vuelta a España ha sido algo grandioso. "Debería venir todos los años. En 2012 vi pasar a los ciclistas desde As Carolinas". Su ídolo era el francés Laurent Jalabert, que compitió durante años en el equipo de la ONCE.

Pese a su discapacidad visual, Luis Ferreiro intenta hacer una vida normal, ayudado por su madre, pero totalmente autónomo, pues baja a diario desde O Vento para pasear por la playa. Tras dos operaciones de córnea no del todo exitosas, confía en que a la tercera vaya la vencida y logre mejorar su vista.