Manuel Gallego Rei fue nombrado recientemente por el Pleno de la Corporación de Meis "fillo adoptivo" y "cronista oficial" del municipio a petición del BNG. Este pontevedrés ha estado vinculado a la localidad saliniense desde que llegó a O Mosteiro en 1979 para dar clase en el colegio. Pero el premio no le viene dado solo por sus cualidades de docente, sino también por ser, seguramente, el mayor experto en historia de Meis.

-¿Qué se siente al ser reconocido de esta forma?

-Pues lo cierto es que oficialmente no sé nada. Me llamó una exalumna para darme la noticia. Yo solo puedo dar las gracias por este honor y decir que no me lo merezco.

-¿No ha hablado todavía con el alcalde?

-No. Solo me han dicho que el día 15 de junio no esté ocupado. Es todo lo que sé.

-Hace dos años ya se había acordado nombrarlo "fillo predilecto". ¿A qué cree que se debió este retraso?

-Supongo que las cosas van despacio. Lo habrán decidido hacer en el momento más propicio. Me llevo bien con la gente del Concello. Me llamaron recientemente para presentar los actos del Día das Letras Galegas.

-¿Cómo lleva lo de estar alejado de las aulas desde 2011?

-Bien. Ya antes de jubilarme me dedicaba a la investigación de la historia de Meis y es lo que sigo haciendo ahora. El otro día decidí preparar un libro con poesías que hablen de Meis y estoy terminando después de 25 años de trabajo los dos tomos que ocupará mi Historia de Meis.

-Son muchos años de preparación.

-La historia es un puzzle que hay que ir montando para avanzar por el camino y todo pueblo, grande o pequeño, cuenta con una historia muy extensa, que es imposible abarcar jamás en su totalidad.

-¿Qué hace especial a Meis dentro de ese puzzle?

-Es un municipio situado entre dos rías, a medio camino de la encrucijada que forman Pontevedra, Vilagarcía, Cambados y Caldas de Reis. Aunque está en la costa, es una especie de híbrido de interior, así que ha tenido influencia de ambas partes.

- Meis también es un lugar con una gran historia religiosa. ¿No es cierto?

-Sí, pero no solo están las monjas de A Armenteira. Es un municipio que también cuenta con una gran cantidad de pazos. Hay muchísimas familias meisinas emparentadas con la nobleza gallega.

-¿A qué se debe esto?

-A que había mucho terreno de labradío y recursos para vivir. En Meis los foros siguieron funcionando hasta 1948, pese a ser abolidos en 1835.

-Cuente alguna curiosidad histórica del municipio.

-Meis fue escenario de la guerra contra los franceses y de las guerras carlistas. El monasterio de A Armenteira, como todos los de la orden cisterciense, prestó ayuda económica al bando carlista. Incluso los nobles decidieron no cobrar foros a vecinos que fueran a la guerra. Tampoco sabe mucha gente la conexión de toda la comarca con los templarios. La iglesia de O Mosteiro, antes monasterio, perteneció a la Orden del Santo Sepulcro.

-¿Sigue manteniendo contacto con Meis?

-Lo perdí bastante desde que me jubilé. Pero sigo participando en actividades, como en la Feira Labrega, porque me lo pidieron unos exalumnos míos para que fuera lo más fiel posible a las ferias de ganado del siglo pasado.

-Más de 30 años dando clases en O Mosteiro dan para conocer a muchos vecinos, ¿no?

-Sí. Le he dado clase a padres, madres e hijos de la misma familia. Para mí, la mejor medalla que me pueden dar es que mis exalumnos me paren por la calle para saludarme. No puedo ir a Meis sin pararme cada 100 metros como mucho. También me llaman muchas veces por teléfono para felicitarme las pascuas o el año nuevo.

-El contacto es muy cercano, me imagino.

-Sí. Antes había más cercanía con los alumnos y las familias. Ahora todo se hace por teléfono o internet. A veces decía a los estudiantes que dedicasen una tarde a observar un monumento. Después me decían "es una obra de arte, pero no sé nada de ella". Al final se lo contaban a sus abuelos y ellos sí sabían. Después me lo contaban a mí y así me he enterado de muchísimas cosas para documentarme.