Las subvenciones públicas a una determina actividad económica pueden significar un estímulo. Pero hay veces que ni siquiera son suficientes. El sector de la construcción de O Salnés está inmerso en una profunda crisis, y aunque se esperaba que la rehabilitación de viviendas fuese una tabla de salvación a la que agarrarse mientras no lleguen tiempos mejores, tampoco sobra el trabajo.

El Ayuntamiento de Vilagarcía tiene tres Áreas de Rehabilitación Integral (ARI) desde finales de la década pasada, que se corresponden con los cascos viejos del centro de la ciudad, Carril y Vilaxoán. Los propietarios de viviendas situadas en esas zonas pueden acogerse a subvenciones públicas a fondo perdido para rehabilitarlas -que en algunos casos pueden alcanzar el 70 por ciento de la inversión total-, pero incluso así se nota una ralentización en el ritmo de peticiones.

El año pasado, por ejemplo, se tramitaron 26 proyectos, lo que significa nueve menos que en 2010, y solo siete más que en 2009, año en el que solo había ayudas para Carril y Vilaxoán, pues todavía no se había aprobado formalmente la incorporación del casco viejo de Vilagarcía al ARI. Y el número de obras probablemente baje de nuevo en este 2013. Así, si las 26 rehabilitaciones de 2012 supusieron una inversión total de 250.000 euros -de los cuales 127.000 fueron ayudas a fondo perdido-, se prevé que la inversión este año descienda a los 160.000 euros, con 70.000 de subvenciones. En cuanto a 2014, hay 11 obras solicitadas: cuatro para el núcleo de Carril, cinco para el de Vilaxoán y tres para Vilagarcía.

El director-gerente de la oficina del ARI vilagarciano, Javier Montero admite que "la crisis se está notando muchísimo", y que de hecho hay gente que está interesada en arreglar su casa pero que ha pedido que les dejen en reserva para 2014 o 2015, pues en el momento actual no pueden hacer frente a la obra.

Las subvenciones del ARI cubren desde la rehabilitación integral de un edificio de viviendas o una casa unifamiliar, hasta la reforma exterior -cambio del tejado o de la carpintería, o pintado de la fachada-, hasta obras en el interior, entre las que destacan las de aislamiento térmico. Las ayudas pueden llegar a ser de hasta el 70 por ciento del presupuesto total, gracias a las aportaciones del Estado, la Xunta de Galicia y el Ayuntamiento, pero el propietario recibe el dinero unos meses después de ejecutada la obra. El hecho de tener que adelantar el dinero es lo que desanima a algunos a acogerse al plan en estos momentos.

"Hay gente que quiere hacer la obra pero que desea esperar un poco, a ver si encuentra un trabajo o mejora la situación", explica Javier Montero. En esos casos, lo que les dice el ARI es que se anoten igual. "Así se hace una reserva del dinero y si al final quieren hacer la rehabilitación lo tienen ahí, y si no quieren o no pueden hacer la obra tampoco están comprometidos a nada". De todos modos, Montero matiza que el volumen de trabajo que hay tampoco está tan mal. "Dentro de lo que cabe estamos bastante satisfechos".

Las ayudas varían según la inversión total, y van desde un máximo de 9.000 euros para los proyectos que no excedan los 13.000 de presupuesto total, hasta los 15.000 de máximo para las obras que cuesten más de 20.000. Si hay demasiadas solicitudes para los fondos consignados, como ocurrió cuando empezó a rodar el ARI vilagarciano, se priorizan las actuaciones y se tramitan con mayor urgencia las reformas de viviendas con problemas estructurales o de aislamiento graves o las solicitudes de personas mayores, que vivan solas o que no dispongan de otra vivienda.

La oficina del ARI de Vilagarcía está en el recinto de Fexdega y abre de lunes a viernes entre las 9 y las 14 horas. También funciona por las tardes, aunque los técnicos las suelen aprovechar para hacer las visitas de campo.