Tarde tensa en el Ayuntamiento de Vilagarcía. Los colectivos sociales y culturales asistían al pleno. Su objetivo no era otro que manifestar su rechazo al reglamento y ordenanza que regula el uso de las instalaciones culturales municipales que acababa de aprobar la corporación municipal.

Las protestas comenzaron a ser cada vez más intensas. El gobierno de Tomás Fole sólo había incluido en la norma algunas alegaciones. Los colectivos culturales ya fueron ataviados para hacer ruido. El sonido de panderetas, gaitas y cencerros resonaba en el pleno municipal. El regidor arousano asumía las quejas de los protestantes con un receso de media hora. Treinta minutos después, Tomás Fole continuaba un pleno que acabaría siendo suspendido ante la petición de la oposición,

El Concello de Vilagarcía acababa viviendo un episodio histórico. Las protestas de los colectivos culturales y sociales provocaba que el boicot del pleno municipal. La indignación ciudadana se ha convertido ya en una constante en la celebración de las sesiones plenarias. La localidad arousano fue hoy un claro ejemplo de ello.