Muchos vecinos de Vilariño tienen en sus casas aperos y máquinas de labranza muy antiguos. Y un día al año los muestran en público. Ese día fue ayer, coincidiendo con la 32 edición de la Festa do Labrego que se celebra en esta parroquia cambadesa. Como es tradicional, la comisión convocó un concurso de tractores adornados con escenas rurales, y una docena de familias participaron con unas composiciones en las que se mezclaban la imaginación y la paciencia. En muchos casos cubrieron los remolques de tierra, simulando una huerta en la que crecían lechugas o tallos de maíz; en otros representaron cocinas antiguas, con su lareira encendida y una ristra de chorizos encima, ahumándose; tampoco faltaron los muñecos con movimiento, que representaban desde un matarife desangrando a un cerdo hasta un hombre que sulfataba una parra.

Cientos de personas se dieron cita ayer en el pinar de Burgáns, donde se encuentran el campo de fútbol del Cambados y la sede de Martín Códax. La Festa do Labrego es una de las citas más singulares del calendario festivo arousano y eso se nota en la afluencia de público. Es una fiesta que le encanta a los niños, pues en muchos casos ven por primera vez aperos y máquinas de labranza que ya no se utilizan, como los arados, las fresas o las cosechadoras de tracción animal. También les llaman mucho la atención los caballos -ayer había muchísimos en el campo de fiestas, y algunos de ellos arrastraban vistosas calesas- y también disfrutaron con la exposición de aves de cetrería que se montó al lado de un puesto de la Asociación Protectora de Animais de Cambados, que se desplazó a Vilariño para fomentar las adopciones.

La Festa do Labrego arranca sobre las 10 de la mañana, con la procesión de tractores y caballos que sale de O Cruceiro camino de Burgáns. A partir de mediodía, la tradición manda ver con detenimiento los tractores y pasar un rato en el pinar, donde se monta el palco sobre el que ayer actuaron Os Carballeiras y Os Cruceiros, entre otros. Tras la entrega de premios muchos se quedan a comer, ya sea con lo llevado de casa o en el puesto de la "pulpueira". Porque aunque singular, la fiesta de Vilariño también tiene juegos hinchables, carruseles y rosquilleiras, como cualquier romería que se precie.