La oposición y varios colectivos hacían hace unos días un balance negativo de la primera mitad del mandato de Tomás Fole. El alcalde, sin embargo, plantea que hubo logros muy importantes que han pasado casi desapercibidos y que además se enderezó el timón económico del Ayuntamiento. Algunas veces sorprende la sinceridad con que afronta la autocrítica. Unas veces la dirige contra sí mismo; otras contra el colectivo al que pertenece: Vilagarcía.

-Ya han pasado dos años. ¿Se le hicieron cortos o largos?

-En líneas generales muy cortos, aunque hubo días que parecía que no daban pasado porque surgía algún problema o nos veíamos incapaces de desatascar alguna gestión. Se han puesto sobre la mesa 20.000 temas, y eso hace que dé la sensación de que el tiempo pasó rápido.

-En estos dos años se han generado algunas polémicas muy intensas. ¿Hubo precipitación por su parte?

-Somos un gobierno al que no le da miedo rectificar, ya sea por autocrítica o por sugerencias de un grupo de la oposición, un colectivo o un ciudadano. Es bueno que un político diga públicamente que se ha equivocado si está convencido de ello. Lo que ocurre es que muchas de esas polémicas fueron provocadas artificialmente. Lo vimos con la ordenanza de Circulación, que fue tildada por algunos de fascista porque según ellos se iba a multar a los grupos de cuatro personas en la calle. Ese mensaje caló, pero era falso, y un año después ha quedado demostrado que ese argumento era falaz. En cuanto a las zonas azules, estábamos estudiando la situación y ya se generó un movimiento social en contra antes de haber leído siquiera la primera propuesta. Sin embargo, nadie habla de que hemos reordenado los puestos de la plaza de abastos, que era un asunto que el anterior gobierno no quiso hacer porque era polémico. Resolvimos el problema de las expropiaciones de Fomento por el Vial del Puerto y estuvimos cinco semanas con los afectados de las viviendas de Desamparados hasta que desatascamos su situación. Hemos solucionado reivindicaciones importantes de épocas anteriores y parece que nadie se acuerda ya.

-Ha rectificado más de una vez. Y aunque algunos crean que rectificar es de sabios, también puede haber quien piense que es porque antes se improvisó.

-Rectificar es de sabios. Cuando se plantea una ordenanza nueva todo es susceptible de mejorar. Luego, cuando te hacen sugerencias, las estudias y si entiendes que mejoran el documento, vengan de quien vengan, es lógico aceptarlas. Lo que ocurre es que hay algunos que si tienes en cuenta sus propuestas dicen que reculas, y si no las tienes te tildan de fascista, pero van a ir a por ti pase lo que pase.

-¿Qué es de lo que más orgulloso está de su gestión?

-Nuestra actuación tenía que basarse en la situación económica y cuando llegamos al gobierno priorizamos la puesta al día de la información contable. Nos encontramos una situación económica muy grave, con las cuentas de 2008 todavía pendientes de presentar. Creo que hicimos un buen trabajo económico. Nos impusimos un techo de gasto y bajamos en un solo año el presupuesto en seis millones de euros, lo que significa el 21 por ciento. Eso afectó a toda Vilagarcía y nos obligó a adoptar medidas difíciles e impopulares, pero no pensábamos en el voto cuando las tomamos. Sin embargo, estoy convencido de que ese esfuerzo ha valido la pena y ahora estamos en otro escenario económico. No somos un ayuntamiento en riesgo de intervención y tenemos remanente de tesorería positivo. El año pasado no podíamos ni estudiar la posibilidad de pedir una subvención, porque no teníamos para hacer la aportación municipal, y en este 2013 seguiremos con un presupuesto austero. Pero ahora ya podemos ir pensando en acometer alguna inversión en 2014 y 2015. Soy optimista por naturaleza y quiero darle la vuelta a esta situación tan complicada.

-Ha trabajado mucho para ser alcalde de Vilagarcía. ¿Es frustrante conseguirlo en un momento económico tan difícil?

-No, todo lo contrario. Esto es una experiencia fascinante porque cuando se dispone de mucho dinero tampoco te molestas tanto en la necesidad de gestionarlo correctamente.

-¿Qué espinas le han quedado clavadas de estos dos años?

-Si uno quiere ser médico estudia seis años la carrera y cuando llega al hospital ya sabe lo que tiene que hacer. Sin embargo, no hay una carrera para ser alcalde o concejal de gobierno. Hay cosas en el día a día que nos han atropellado. No hemos conseguido agilizar más la atención a los colectivos, como pretendíamos. También soy consciente de que me he distanciado de la calle. Cuando estaba en la oposición pasaba el 95 por ciento de mi tiempo en la calle, pero ahora no puedo hacerlo porque hay mucho trabajo en el ayuntamiento. Tengo que buscar la fórmula de organizar mi equipo para poder estar más tiempo a pie de calle. Por otra parte, me duele no haber logrado resolver aún el crédito de Luz Salgada, que permitiría por ejemplo remodelar el parque de A Xunqueira. Ese fue uno de los grandes errores del gobierno municipal anterior.

-Seguro que tiene un as en la manga para estos dos años.

-No crea. El as que tenemos es continuar con esta seriedad y rigor. No podemos empezar a derrochar el dinero que no hay.

-Dice a menudo que los vilagarcianos tienen que definir si quieren ser una ciudad o un pueblo. ¿Qué es para usted?

-Una ciudad sin lugar a dudas. En el último congreso del PP gallego desde Vilagarcía dijimos que teníamos que estar en la comisión de la que forman parte las siete grandes ciudades. Tenemos todos los servicios de una gran ciudad, y estoy convencido de que Vilagarcía es la octava ciudad de Galicia, aunque Narón tenga más habitantes.

-Pero si es un asunto sobre el que hay definirse es porque cree que aún hay vilagarcianos anclados al concepto de pueblo.

-Si le soy sincero, en muchas cosas sí. Un ejemplo es el concepto que tenemos de las distancias. Cualquier persona que viva en una ciudad se reiría de nosotros si le dijésemos que para ir a la plaza de abastos no dejamos el coche en Fexdega porque nos parece lejos. Nosotros mismos, cuando vamos a Pontevedra nos dirigimos directamente a un aparcamiento subterráneo. Y aquí daríamos cinco vueltas completas a la circunvalación antes de hacer eso. Por otra parte, tenemos servicios que lucen mucho, pero que no son obligatorios, y que absorben muchos recursos económicos y no queremos pagar por ellos.

-¿Es esa supuesta mentalidad de pueblo uno de los factores que hacen tan difícil resolver el endémico problema del tráfico y los aparcamientos?

-Sin ninguna duda. Si el 80 por ciento de la gente que vive entre las rotondas de la Luz Salgada, Pablo Picasso y O Ramal hiciese sus gestiones caminando no tendríamos problema alguno de aparcamiento. La costumbre de coger el coche para todo no se cambia de un día para otro pero vamos a hacer una campaña para concienciar a los ciudadanos de que utilicen menos el coche. Hemos creado aparcamientos disuarios. La parte de atrás de Fexdega abre ahora todos los días, de lunes a domingo, y habilitamos el aparcamiento de O Ramal.

-Con razón o sin ella, tiene a muchos colectivos de uñas con usted. ¿Se siente solo?

-No, en primer lugar porque tengo mi equipo al lado y todas las decisiones que tomamos son colegiadas. Por otra parte, la voz que se percibe es la de la discordancia porque hay que tener en cuenta que cuando vamos a una manifestación es para protestar, no para felicitar. Hay mucha gente de uñas porque pusimos sobre la mesa muchas cosas nuevas y eso siempre crea fricciones. Pero además estoy convencido de que hay mucha gente de acuerdo con nuestras gestiones y propuestas. Si son más o menos es lo que se verá en 2015.

-¿Se echa mucho de menos a Marta Rodríguez en el trabajo diario del gobierno?

-Marta Rodríguez era la persona de más experiencia política, y eso se notaba tanto en el día a día administrativo, como a la hora de plantear un consejo o coordinar el trabajo. Además, la confianza que yo tenía en ella era total. La verdad es que su ausencia se nota, aunque seguimos en contacto permanente y sigue acudiendo a las reuniones de concejales en la sede del partido.

-¿Cómo valora el trabajo de la oposición municipal?

-No existe oposición. Oposición es la que fiscaliza al gobierno y propone alternativas o critica con argumentos, y no lo están haciendo. Llevan dos años pujando por ser el que más grita, por el puesto honorífico de líder de la oposición. Ese puesto sigue vacante, aunque iba ganando Juan Fajardo hasta que se hizo diputado y no cumplió su promesa de ser el primer diputado mileurista ni los estatutos de su partido de tener un cargo por persona.

-¿Hay algún contacto con IVIL para su integración en el Partido Popular?

-Eso ya está hecho desde hace tiempo. La integración de Cholo Dorgambide en nuestro equipo es total, aunque por ley no pueda ser concejal del PP porque se presentó a las elecciones con IVIL. Pero en las últimas campañas ya hemos estado juntos, y en el próximo congreso del PP se verá que hay personas de los dos partidos.

-IVIL no estará entonces en las próximas municipales.

-No lo sé, porque no estoy en IVIL, pero creo y confío en los acuerdos tomados cuando se produjo la integración de José Luis Rivera Mallo en el PP. A partir de ahí ya somos uno y nos integramos en una única lista.

-¿Se presentará como candidato a las próximas elecciones?

-Estamos trabajando para ello. Sigo muy ilusionado, y en los dos próximos años se incrementará la dosis de adrenalina y de ilusión.