O Pombal fue ayer una olla a presión. El inicio de la fase de ascenso a LEB Plata sirvió para que la afición del Establecimientos Otero diese rienda suelta a las ganas de llevar en volandas a su equipo hasta el tercer escalafón del baloncesto español.

Durante la última semana no se mencionaba otra cosa en las tertulias deportivas de Cambados. El Xuven era el auténtico catalizador de las emociones de los aficionados y el amarillo el color predominante. Todos esperaban con ansia el día de ayer y el pabellón lo agradeció en forma de un aspecto inmejorable horas antes de que el equipo de Yago Casal saltase a la cancha. No faltaron los bombos, ni los cánticos, incluso las gradas de la instalación se quedaron pequeñas para la ocasión. Tanta implicación también dejó lugar a los nervios. La espera se hizo larga, pero todo empezó a tranquilizarse cuando el balón empezó a botar sobre el parqué.

Todo Cambados amaneció engalanado. No faltaron las pancartas de apoyo en zonas emblemáticas de la localidad. La directiva de Jorge Castiñeiras empezó bien temprano la jornada. Tocaba recoger a los árbitros en los distintos aeropuertos y prepararse para la avalancha de la marea amarilla. Solo hubo tiempo para comer algo rápido cuando ya se habían alcanzado las cuatro de la tarde y después volver al pabellón para prepararse para el pistoletazo de salida a los tres días más importantes en la historia del club.

No faltó una carpa en las inmediaciones del pabellón en la que poder refrigerarse ante tanto calor humano. Los más rezagados también pudieron adquirir allí su atuendo amarillo. También la Asociación de Comerciantes Zona Centro repartió camisetas amarillas para arropar al equipo. También hubo un Dj en la plaza de As Rodas pinchando música en directo para celebrar el inicio de toda una fiesta del baloncesto.

Todavía quedan dos jornadas por delante. Hoy el Establecimientos Otero jugará contra El Olivar de Zaragoza, ni más ni menos que un filial de Liga ACB y el domingo habrá que vérselas con el Meridiano Santa Cruz de Tenerife, es decir, que nadie tiene excusa para no disfrutar de una competición que quedará para el recuerdo. La implicación de todo Cambados bien vale un ascenso.