El Mercado de Época de A Xunqueira se despidió ayer de la ciudad con un día de anticipación debido a las escasas ventas registradas y a que la mayoría de feriantes tienen citas inminentes en otras ciudades de España. Lo cierto es que esta pasará a la historia como la feria medieval más accidentada de todas las que se llevan celebrado en Vilagarcía en los últimos años.

Manuel y Miguel Martín, responsables de la empresa Fusión Medieval, achacan tanto la llegada con retraso, como esta marcha adelantada al escaso tiempo de margen que les dio el Concello para organizarlo todo. "Mucha gente ya tenía contratadas ferias en Alhaurín de la Torre (Málaga) y Fisterra antes de venir aquí. Nos adjudicaron esta fecha con solo diez días de anticipo. Sabíamos que íbamos a venir a Vilagarcía, pero pensamos que sería desde Santa Rita hasta el fin de semana siguiente y no al revés", aclara Miguel Martín, recordando que cuando les avisaron "estábamos en Ibiza".

"En esta ocasión vinimos de una forma un tanto precipitada por las circunstancias, pero queríamos estar porque las cosas siempre nos han ido bien aquí. El Concello se porta excepcionalmente con nosotros y esperamos repetir en las fiestas de San Roque", añade Manuel Martín, que resume el balance de esta cita en una palabra: "aceptable".

Descontentos

La decepción ayer entre los feriantes era palpable. Después de un inicio prometedor, el Mercado de Época fue perdiendo visitantes y, con ello, clientes, hasta una jornada, la de ayer, en la que muy poca gente se dejó ver por los cerca de 40 puestos instalados en A Xunqueira.

Susana Pacheco tiene un puesto de bisutería y reconoce que "no me esperaba que hubiera tan poca gente. Tengo que pagar el hotel, vine con mi familia. No puedo quedarme un día más sin vender", admite justificando la decisión, unánime, de marcharse ya de Vilagarcía.

El alicantino Francisco del Olmo también afirma que "ha sido un poco complicado, sobre todo hoy (por ayer)". Aún así, ni este barman medieval que sirve zumos y cócteles, ni Susana Pacheco se arrepiente de haber venido a Vilagarcía. "Habría que volver con otras energías. El día de Santa Rita esperábamos que vinieran muchos clientes, pero al final tuvimos la sensación de que fue un mal domingo, más que un día grande de las fiestas", dice él.

"El lunes prometía, el martes fue un buen día, pero nos falló el 22", añade en el mismo sentido Manuel Martín.

Antonio Iglesias vino desde Gijón a vender productos típicos de Asturias y León, tales como embutidos de ciervo o jabalí, quesos de Cabrales, paté de cabracho o de centollo. Es el único ligeramente optimista. "Quien conoce mis productos se acerca y compra, aunque menos que antes. Y quien no los conoce los prueba y le gustan", concluye.