Entre los miles de personas que visitan cada año a Santa Rita en el día de su celebración, hay numerosas anécdotas curiosas que contar y demuestran la devoción por la patrona de los imposibles. Y como cuando hay verdadera fe "nada es imposible", como reza cierto emblema mercadotécnico, los devotos dan muestras de auténtica pasión por la insigne figura del santoral.

Uno de los mejores ejemplos fue el de una madre y su hija que llegaron a primera hora de la mañana procedentes de O Grove. Salieron de la localidad a las 22 horas del martes para presentarse ante Santa Rita, en ayunas y exhaustas. Una de ellas, la hija, es además enfermera de profesión y, sin embargo, acabó necesitando ser atendida por los voluntarios de Protección Civil, que narran esta curiosa historia, pues casi sufre un desvanecimiento por las duras condiciones autoimpuestas.

Otras personas llegaron de puntos relativamente lejanos a Vilagarcía en situaciones parecidas, como una familia de Dena. En otros casos llegan desde más lejos, pero eso sí, en coche. Como unos devotos de la santa que llegaron desde A Coruña para asistir a la misa de doce.

Los habituales de la fiesta religiosa afirman que este año ha acudido una cantidad sensiblemente inferior de fieles y, sin embargo, para los que no son tan expertos resultarán increíbles las tremendas colas que se forman para entrar a los oficios religiosos a lo largo de toda la jornada.

Algunos vecinos de la zona de Vista Alegre, que rezan casi a diario en la iglesia del complejo religioso, optan sin embargo cada 22 de mayo por alejarse de esta multitud y acudir a una misa en honor a la patrona de los imposibles en cualquier otro templo de la ciudad.

Y es que ayer además el tiempo acompañaba, con un sol de excepción para esta época e incluso cierto calor en el ambiente, pero la cantidad de gente congregada en un espacio tan pequeño intimidó a los más sensibles por la posibilidad de sufrir mareos o incluso desmayos debido al ambiente cargado.

Los vilagarcianos menos religiosos o practicantes también aguardaban a las puertas del templo en la misa de doce, una de las más concurridas, si realmente se puede calibrar entre lleno y lleno para acudir a cada oficio. Esperaban por familiares que sí son devotos de Santa Rita mientras hablaban de los fichajes del Barça de Tito Vilanova y las declaraciones del ex presidente Aznar en televisión.

Los comerciantes de los puestos de rosquillas aguardaban como fieles mascotas a que la gente fuera abandonando la iglesia, a la espera de que salieran con ganas de ingerir alguno de los dulces típicos de estas fechas, como los churros en sus diferentes variedades o las imperecederas rosquillas.

También hubo merchandising religioso. Unos jóvenes voluntarios se pasaron literalmente todo el día vendiendo escapularios, rosarios, postales e imágenes de Santa Rita en una de las salas de Vista Alegre.