Soplan vientos de cambio en Vilagarcía. En una época en que muchos negocios de la ciudad han bajado sus persianas por culpa de la crisis económica, cuatro jóvenes se han decidido a enfrentarse al temporal con la mejor de las ambiciones y rescatar del ostracismo dos de los negocios más representativos de la ciudad. Ellos representan una nueva era del pequeño comercio y el nuevo empresario, la que aspira a salir reforzada de la actual tesitura y se arriesga a ser derrotada por ella.

"Nueve de cada diez personas nos dicen que estamos locos por abrir un pub ahora", comenta David Cabanelas (25 años), uno de los tres socios que se han hecho con el bajo del histórico bar Puerto de la plaza de O Castro, con 80 años de historia solo interrumpida hace escasos meses. Por poco tiempo.

"Once de cada diez", le rectifica al instante su compañero Borja García (26). Completa el trío Jose Conde (26), que se apura junto a sus socios para ultimar los preparativos con los que tener listo el local de cara a la apertura, anoche.

"No podíamos dejar pasar la oportunidad de recuperar parte de la inversión empezando a trabajar ya en Santa Rita, aunque se nos echase el tiempo encima", dice David Cabanelas. Y así fue como en solo "dos semanas" el viejo bar Puerto se ha convertido en el moderno "ORB", siglas de "O Rincón de Berdón", el bar que Cabanelas y su novia Montse regentan desde hace cinco años en A Torre.

Los tres compañeros son vecinos de este barrio, sorprendente germen de esta nueva fuerza que intenta abrirse camino en tiempos difíciles. Los tres, además, estudiaron el ciclo medio de Comercio, que les "ayudó para saber cómo tratar al cliente".

¿Qué pide, pues, el cliente? "A la gente ahora le gusta la elaboración de las copas. Consumen por la vista. En A Torre también me fijo en que cuanto preparo algo que les llama la atención, después me lo vuelven a pedir", señala David Cabanelas.

Ellos esperan atraer a una clientela de "entre 20 y 40 años, aunque eso es algo relativo", gracias al secreto de "la variedad de gin-tonics y cervezas de grifo que vamos a ofrecer". Desde anoche, el local abre diariamente a partir de las siete de la tarde.

"Aquí en O Castro tenemos la ventaja de que pasa mucha gente y es más fácil que entren a tomar algo, pero también hay más competencia. En A Torre tendríamos que hacerlo muy mal para perder los clientes, pues estamos nosotros solos", relatan.

Para David Cabanelas el pub "ORB" es un ambicioso paso adelante, pero para sus socios es algo más. "Los dos se quedaron sin empleo recientemente -explica Cabanelas-; ahora Jose vuelve a trabajar de mañana en Extrugasa, pero Borja estaba en el paro, por eso nos hemos animado a arriesgar, de forma que yo estaré por la semana en el bar de A Torre y el fin de semana en el de O Castro".

Si el caso de estos tres vilagarcianos es el de tres amigos que se unen para emprender un nuevo negocio, el de Manuel Méndez Varela es el de una familia dedicada en cuerpo y alma al comercio. "Nuestro secreto es estar unidos", afirma este joven de 28 años, también de A Torre, que es parte de un clan hecho para los negocios.

Solo así se explica que su padre tenga una empresa de venta de pescados y mariscos en Andalucía, en la que Méndez es su empleado, que su hermana regente una tienda de complementos en Conde Vallellano y que ahora su madre, Berta Varela, lidere el proyecto de reabrir el bar-confitería "Ankarr" de Ravella, eso sí, con cambio de nombre.

"Este negocio funcionaba muy bien y, dicen que por una mala gestión, acabó cerrando, pero el emplazamiento es espectacular y espero que la gente vuelva a comprar aquí", comenta Manuel Méndez Varela, en referencia a este negocio que en poco tiempo llegó a convertirse en un lugar muy frecuentado.

Ahora su madre liderará un equipo de cinco personas que forman ella misma, dos exempleadas de "Ankarr" y dos chicas que acumulan experiencia en este mismo sector.

El nombre del negocio cambiará, pero la esencia permanece. "El proveedor de los pasteles es el mismo de los últimos meses de 'Ankarr' y nosotros queremos que siga teniendo cafetería y confitería como antes", declaran. ¿Qué va a cambiar? "Queremos distinguirnos por el buen rollo entre las trabajadoras, que se notará en el trato con el cliente. No es lo mismo que te sirvan un croissant con cara de perro a que te pongan una sonrisa", dice Manuel Méndez Varela.

El caso de este bar-confitería es parecido al del pub "ORB". "Tardamos tres semanas en tenerlo listo para abrir", algo que sucederá mañana mismo "a costa de trabajar casi doce horas al día, pues sin unión sería imposible sacar esto adelante".

Curiosamente, la idea de reabrir este local fue de su hermano pequeño, Marcos Méndez Varela, de 17 años de edad. "Está estudiando, pero se pasará para echar una mano y ya lo ha hecho hablando con proveedores y visitando bajos para elegir el más interesante", indica el mayor.

Abrir un negocio en estos tiempos es muy complicado. Y no solo por el riesgo de no hacer beneficios para que el proyecto subsista, sino también por los numerosos escollos a los que se debe enfrentar todo pequeño empresario.

"Fuimos al banco a pedir un aval de 12.000 euros y no nos lo dieron, con lo que tuvimos que poner nosotros el dinero", indica David Cabanelas desde el "ORB". Tanto en su caso como en el de la familia Méndez Varela el papeleo y la preparación del local fueron los principales quebraderos de cabeza una vez superado el escollo de la financiación.

"Ya con el bar de A Torre estoy ahogado por los impuestos. El consumo no decayó tanto, pero a costa de ganar menos, porque la luz, por ejemplo, es ahora casi el doble más cara que antes y eso no se lo puedes hacer pagar en la misma medida al cliente", alega Cabanelas.

Ser joven también tiene sus pros y sus contras. "Contamos con menos experiencia, sí, pero tenemos ese punto de atrevernos a arriesgarnos y, si sale mal, volver a intentarlo", explica este socio del "ORB".

"La crisis está tocando fondo. El que arriesgue y le salga bien será el que cuando todo pase va a salir más reforzado", concluye Manuel Méndez, mostrando la cara más optimista de una época dominada por el gris.