-Su actual gira lleva por título la canción que les dio la fama, "Devil came to me". ¿Cómo nació ese tema?

-Surgió en un fin de semana. Faltaba un mes para empezar a grabar y necesitábamos cuatro canciones. Ensayamos una estrofa de "Serenade" con "Devil came to me" una semana antes y vimos que no encajaba. Era fin de año. Al final, Cristina trabajó el tema "Serenade" y yo "DCTM". Ese fue el fin de semana que cambió nuestras vidas.

-¿Y cómo surgió "Let me out"?

-Estaba en mi casa una noche y se me ocurrió el estribillo. Tuve que llamarme al móvil para grabarlo. Esa noche recordaba que me gustaba y al día siguiente, al llegar al estudio me dije, acabo de encontrar un hit. Sabía que era algo que no habíamos hecho hasta el momento.

-¿Su cambio de estilo se debió a ese único tema?

-Sí, fue a partir de esta canción. Teníamos en la cabeza probar sonidos nuevos y hacer temas bailables. Al día siguiente de componer "Let me out" nos compramos un teclado.

-Ahora se habla mucho de que el inglés es necesario para "salir al mundo". Ustedes ya lo usaban hace 20 años.

-Sí, pero cuando empezamos se veía como una cosa muy rara. Siempre nos preguntaban por qué no cantábamos en español. Desde hace tres años ya nadie nos pregunta. Ahora hay más grupos que lo usan y no es tabú.

-El sábado les toca competir con Eurovisión. ¿Les haría ilusión participar allí?

-No. Debe ser un estrés horrible. En nuestra carrera solo concursamos una vez en Las Rozas y dijimos que nunca más. Durante una gira por Alemania, se inventaron una "batalla de bandas" con un grupo inglés, The Whip, y otro de EEUU. Acordamos con The Whip pasar del tema y acabamos llevándonos muy bien.