Los turoperadores de países de la antigua Unión Soviética quedaron especialmente prendados de lugres como la plaza de Fefiñáns en Cambados y otros monumentos de la comarca, pero también quisieron conocer la catedral de Santiago y le interesan los castillos y la cultura celta y romana, ya que los vestigios en sus países de origen son escasos. Como ejemplo baste señalar que los antepasados de los kazajos eran trashumantes por lo que apenas tienen huellas arquitectónicas.