El Gran Wyoming es uno de los showman más prolíficos del panorama nacional. Cada noche, después de los informativos más serios, ofrece su particular versión del convulso mundo moderno en su programa de LaSexta, El Intermedio. Pero este sábado el Naútico de A Barrosa, en San Vicente (O Grove) lo recibe en otra de sus facetas, la de músico. Actuará con su banda, Los Insolventes, en un espectáculo que abrirán a las 23.30 horas The Ford Broncos.

-¿Ha estado en alguna ocasión en Arousa?

-Muchas veces. En Vigo he actuado cinco o seis veces. La última vez que he estado en Galicia fue en Semana Santa, cuando me pasé por O Grove a comer.

-¿Ha actuado alguna vez en O Grove o la comarca?

-No, todavía no.

-¿El público gallego lo es también en el "sentido peyorativo de la palabra"?

-No. Disfrutamos mucho cuando actuamos en Galicia. Por eso hemos vuelto. Siempre que estamos en un sitio regresamos otra vez. Por algo será.

-¿Qué tipo de rock interpretan en sus conciertos?

-De todo tipo y época. Tocamos rock americano, inglés, español, de los años sesenta y actual. Es un repaso exhaustivo por la historia del género.

-¿Cómo deciden qué canciones interpretan y cuáles no?

-Tocamos lo que me gusta a mí. Si las canciones quedan bien, las metemos en nuestro repertorio. Tenemos unas cuarenta o cincuenta, siempre en renovación, y en cada concierto tocamos algunas de ellas, las que nos apetezcan o las que nos pidan.

-¿Cómo está el panorama del rock en la actualidad?

-Está bien. Lo que pasa es que con internet ha llegado una época de transición que no sabemos muy bien a dónde nos va a llevar. La industria discográfica está desapareciendo, el valor del músico está devaluado. Podría decirse que es una profesión en peligro de extinción. Los músicos están siendo sustituidos por los DJs. Es un poco patético, porque cobran incluso más que antes los grupos buenos y estos tienen que actuar incluso sin cobrar.

-¿Qué se encontrará la persona que asista el sábado a su concierto en el Náutico?

-Una fiesta del rock, además genialmente interpretada por Wyoming y los Insolventes.

-¿Han pensado alguna vez en meter algo diferente, como Las Ketchup?

-De momento no, pero quizás si nos obligan y tendemos a la falta de exigencia pueda suceder. Me resulta sorprendente ver cómo flipa tanta gente con este tipo de música fácil ¿Que cuál es entonces la buena música? Pues la que a mí me gusta.

-¿Y en participar en Eurovisión?

-No me hace ninguna ilusión. Es un festival para "aves de paso". Hasta a Massiel le iba mejor antes de ganarlo.

-¿Qué parte del Wyoming cómico se extrapola al escenario actuando con los Insolventes?

-La parte física. En la televisión estoy sujeto a un guión. Se traslada el atractivo físico permanente con el que cuento. Yo siempre soy el mismo.

-Aunque poca gente lo sepa, usted fue músico antes que cómico.

-Sí. Empecé a actuar con un grupo a finales de los 70. Lo que pasa es que en un solo programa de El Intermedio me ven dos millones de personas y en un concierto 200 o 300 personas. En toda mi vida, apenas me verían tocar la mitad de espectadores de los que tengo en la tele cada día.

-¿Por cuál de sus facetas le gustaría ser recordado?

-Preferiría que no me recordasen. No he hecho nada interesante para ello. Cuando ya no aparezca en televisión, a los seis meses dirán "¿tú no eras aquel que salía en...?". Eso lo tengo muy claro.

-Su eslogan promocional dice: "Porque España se lo merece". ¿Se merece también todo lo que está pasando?

-Gran parte sí. Uno tiene siempre lo que se merece. Vivimos una época en que la indignación es virtual y la gente elige quién la representa. El otro día vi una convocatoria en una red social que habían suscrito 200.000 personas. Era para rodear la sede del PP en la calle Génova. Allí había 30 personas. Antes era al revés, convocaban 30 y aparecían 200.000.

-Hace escasos días, el actor Guillermo Toledo anunció su intención de dejar España e irse a vivir a Cuba. No aguantaba más. ¿Se lo ha pensado alguna vez?

-No. No tengo la menor intención de abandonar mi país. Ojalá lo abandonaran los ladrones e indecentes. Ellos no tienen poder para echarme.

-Usted estudió medicina e incluso llegó a ejercerla. ¿Es una vocación olvidada?

-Nunca pensé en volver a trabajar en la Medicina. En la tele no hay tiempo para pensar en otras cosas y a mi edad ya sería demasiado tarde.

-¿Y la política? Hay gente que dice que se le da bien. Incluso podría hacerse de derechas.

-No. Eso se lo dejo a los que están mandando. Solo tengo una forma de entender la vida y es esta. No sirvo para "travestirme", me parecería miserable.

-Su programa El Intermedio se ha convertido en todo un referente de la televisión más corrosiva.

-Sí. Es todo tan malo en la televisión que así es. Ya nos han dado todos los premios posibles por el programa y es un orgullo para nosotros, pero también indica la calidad de la información de nuestro país. Nuestro éxito se debe a que nosotros no mentimos. Recientemente leí en una encuesta que la profesión de periodista está peor considerada incluso que la de banquero. La gente considera a los profesionales una especie de mercenariado extraño. Es verdad que la ciudadanía le recrimina todas las mentiras que se cuentan a quien no debe, pero saben perfectamente lo que sucede. No puede ser que las televisiones autonómicas hagan propaganda con dinero público.

-Usted fue muy popular con Caiga Quien Caiga y ahora ha lo ha vuelto a ser con El Intermedio. ¿Cómo ha vivido ese tránsito entre el referente "underground" y el líder contestatario?

-No es por llevarle la contraria, pero considero que siempre he sido popular. Entre CQC y El Intermedio suman ya 14 años de emisión. Con CQC éramos como estrellas del rock, un clamor.

-¿Es dura la fama?

-Es una desgracia. Te están pidiendo fotos continuamente. No puedes hacer vida normal. A veces reconozco que no puedo más. Pero si le dices a alguien que tienes prisa te montan el pollo.

-En un programa progresista como el suyo, ¿no resulta contradictorio tener un elenco de "pibones" de lo más variado?

-Yo no me encargo del reparto. De hecho a mí también me eligieron. Eso no depende de mí. Probablemente en la televisión se dé demasiada importancia al físico, pero estamos hablando de unas compañeras súpercualificadas.