Nada más entrar en la sucursal del BBVA en la Praza de Galicia, el visitante o cliente podrá recoger unas sencillas gafas que le impedirán ver nada delante de sus ojos. El propósito es poder disfrutar de la exposición de monedas igual que lo haría una persona invidente y experimentar así la sensación de pasar los dedos por encima de tamañas piezas. María de los Ángeles Lorenzo, directora de la agencia ONCE en Pontevedra, comentó en la presentación que "gracias a esta muestra se puede tener una percepción muy particular de lo que hay reflejado en las monedas". Para una persona con un sentido del tacto menos desarrollado, el palpar estas figuras de entre 40 y 1,20 centímetros resultará harto desconcertante y muy complicado distinguir las efigies, animales, letras, escudos y demás figuras que aparecen en los reversos y anversos de las piezas expuestas. Sin duda, una forma diferente de visitar un banco.