La Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas (Anfaco) celebró ayer en Vigo su asamblea general, en la que organizó un acto homenaje a diversas personalidades del sector. Entre ellas está el vilanovés José María Dios Rodríguez, que no pudo asistir al evento por estar convaleciente de un accidente de circulación sufrido el pasado jueves. La medalla de bronce otorgada por Anfaco la recogió en su lugar uno de sus hijos.

-¿Cómo se encuentra después del susto del pasado jueves?

-Estoy acostado en la cama viendo la tele. Me duele el cuello y tengo la cara rascada, pero me encuentro bien. Tuve suerte de que no fuera más que un susto.

-¿Siente no haber podido asistir a recoger usted mismo la medalla de bronce de Anfaco?

-Sí. Recibí la noticia del premio en febrero con toda la ilusión del mundo. Conozco a todas las personas que iban a estar en el acto y quería hacerme fotos con ellos para tener de recuerdo. Fue una pena no poder ir. Espero que mi hijo me traiga algún recuerdo.

-Han sido más de 50 años dedicados a una sola fábrica de conservas. ¿Cómo fueron sus inicios en Pérez-Lafuente?

-Mi padre fue uno de los encargados de construir la factoría y yo me crié en ella. Cuando salía del colegio me iba a ayudar a la gente que trabajaba allí y cuando dejé los estudios, al cumplir los 14 años, empecé a trabajar dando servicio a los encargados de fabricar los envases. Cobraba 300 pesetas al mes.

-Y de ahí hasta convertirse en encargado.

-Eso fue después de morir mi padre. Pasé a fabricar envases, después fui mecánico y pronto ayudé al encargado que sucedió a mi padre. Pocos años después se retiró y quedé yo en su lugar. Fueron más de 30 años.

-¿Cambió mucho el sector de la conserva en todo este tiempo?

-Sí. Ahora exigen muchos más controles que antes, las máquinas hacen el trabajo de muchas mujeres. Antes hacían falta 120 trabajadoras durante muchos días, ahora apenas 50 y menos tiempo. También las condiciones eran más duras que en la actualidad.

-¿Trabajar en la fábrica era peligroso?

-Podía llegar a serlo. Por regla general no lo era, pero con las máquinas había que tener cuidado. Hubo gente que perdió dedos por un descuido. Recuerdo una mujer que era muy hábil haciendo latas de atún a la que se le quedó atrapado un dedo. Estuvimos buscando el cacho que perdió pero no lo encontramos nunca. Debió terminar dentro de alguna lata.

-Después de 16 años retirado, ¿Echa de menos el trabajo?

-Al principio sí. Pasaba a menudo por la fábrica y uno de mis hijos siguió trabajando en ella. Pero ahora ya no lo echo de menos. Aún voy de vez en cuando.

-Si tuviera que tomarse algún producto en conserva, ¿Cuál elegiría?

-En mi casa comemos poca conserva. Me envían todas las Navidades latas y todas las que tomamos son de Pérez-Lafuente. Sé cómo trabajan y confío en su calidad. Pero en mi familia prefieren antes un bocadillo de chorizo que una lata de conservas. Aún guardo alguna de hace 40 años, la abro y, si no está hinchada, está mejor que las de ahora. El producto de antes tenía mucha más calidad.