El eucalipto centenario que se desplomó la madrugada del martes en el pazo de Rubiáns, provocando cortes de luz en varias casas y de tráfico en el vial paralelo a la finca, ya luce como escultura botánica en el jardín nuevo del pazo, de dos hectáreas y media y con más de cien especies distintas. Después de retirar una parte del ejemplar el martes para restablecer la circulación, ayer los operarios procedieron a apartar de la calzada este gigantesco ejemplar -cortado en varios trozos-, de unos 62 metros de altura, 3,5 de diámetro y catalogado como "monumental".

Para trasladarlo fue necesaria una grúa de grandes dimensiones, con capacidad de carga de hasta 70 toneladas. El ingeniero agrónomo del pazo, Guillermo Hermo, relata que se decidió conservar la raíz y los primeros cuatro metros del eucalipto, que suman un total de 25 toneladas. La parte superior, de unas 20 toneladas, se destinará a toradas para elaborar mesas para el jardín o bien indicadores, entre otros fines.

El gran porte del eucalipto -uno de los más grandes y longevos de Europa- provocó que el traslado fuese sumamente complicado. De hecho, la grúa tardó una hora y media en transportarlo desde la parte baja de la finca del pazo a la parte alta. Por la ruta del viñedo el recorrido fue de dos kilómetros y medio.

Hermo sospecha que el eucalipto, con unos 150 años de vida, podría haberse caído a consecuencia de una fuerte ráfaga de viento del norte, que sopló durante aquella madrugada. Debido a su edad, el ingeniero reconoce que el ejemplar no se encontraba en perfecto estado, aunque tampoco en malo. Se sometía a los controles periódicos para testar su salud, al igual que los árboles del resto del pazo.