La empresa Tomás Guillén y la Guardia Civil localizaron el martes por la tarde en sendas naves de Vilanova de Arousa y del Puerto de Vilagarcía parte de la maquinaria robada en Semana Santa en la fábrica de Vilaxoán de Conservas Peña-Alfageme.

Las dos naves están alquiladas por B.A.C., un hombre nacido en Ribadumia hace 49 años que en la actualidad figura como administrador de una empresa de Vilagarcía dedicada a la fabricación y reparación de maquinaria industrial, así como a la compra y venta de equipos usados. Por este motivo, B.A.C. fue detenido por la Guardia Civil, y ayer por la mañana pasó a disposición judicial. Quedó en libertad provisional, y el juez le imputa un presunto hurto.

Los investigadores creen que B.A.C. pudo acceder a los equipos que se guardaban dentro de Peña sin necesidad de forzar ninguna cerradura, puerta o ventana porque se hizo con las llaves de la fábrica, que le habría facilitado B.J., un ciudadano ghanés contratado por Guillén para vigilar la nave y que al parecer huyó a Alemania justo después de Semana Santa.

La empresa murciana Tomás Guillén se hizo en subasta judicial con la maquinaria del extinto grupo conservero Alfageme, y después del robo investigó por sus propios medios, llegando a la pista de la empresa de B.A.C. Se pusieron entonces en contacto con la Guardia Civil, que también estaba haciendo sus pesquisas, y el martes por la tarde media docena de patrullas policiales irrumpieron en las naves de Vilanova y el Puerto.

La primera de ellas ocupa una antigua fábrica de gaseosas situada en Caleiro, situada a unos 200 metros de la gasolinera, junto a una pista que sale de la carretera Vilagarcía-Cambados hacia las fincas de la zona, en el cruce del bar Fortuna. La nave del Puerto, por su parte, se encuentra prácticamente a la entrada de la explanada.

La operación fue desarrollada por la Policía Judicial del cuartel de Cambados, en colaboración con agentes del puesto de Vilagarcía. Los guardias se encontraron en el interior de las instalaciones una gran cantidad de maquinaria. Buena parte de ella es supuestamente la sustraída en Peña -aunque no habría aparecido toda, y de hecho faltaría material muy caro, como las empacadoras de latas y de atún-, pero además aparecieron otros equipos que se sospecha que fueron robados anteriormente.

Buena parte de la maquinaria ya fue trasladada el martes por la noche en camiones-grúa y luego se procedió al precinto de los dos almacenes. En el caso de Caleiro, el operativo llamó la atención del vecindario, tanto por el elevado número de vehículos y guardias que estuvieron por la zona durante horas, como por el hecho de que se procediese al traslado de maquinaria en plena noche. Los vecinos, sin embargo, creían que lo sucedido era la ejecución de un embargo.

Sigue la investigación

La Guardia Civil prosigue con las investigaciones. Por un lado se intenta determinar si hay más personas implicadas, como sospechan en la empresa de Murcia Tomás Guillén. Cuando esta firma denunció públicamente el robo, una de sus encargadas, María del Carmen Guillén, dijo que en el mismo tenían que haber participado muchas personas, desde mecánicos y soldadores especializados hasta transportistas, pues se trata de maquinaria que pesa toneladas y que tuvo que ser desmontada durante horas para sacarla de la nave de Vilaxoán.

Otro de los cabos que al parecer quiere atar la Guardia Civil es el de si ya se vendió alguna maquinaria de Peña, pues en ese caso habría que llegar al comprador, por si éste tenía conocimiento de que estaba adquiriendo material robado. De hecho, en las diligencias se ha comprobado que el 1 de abril -justo después de Semana Santa- una empresa de transportes trasladó parte de los equipos a una importante fábrica conservera de Portugal. También se intentará determinar si existía algún acuerdo de compra pendiente de formalizar, y la procedencia de los demás equipos que aparecieron en el registro del martes.

El hallazgo de la Guardia Civil tiene una enorme importancia dado el valor del material recuperado. De hecho, Tomás Guillén cifra en unos 500.000 euros el coste de los equipos sustraídos, ya que tras los registros del martes encontraron máquinas que no habían echado en falta tras la primera visita a Peña después del robo.

Cuando se produjo la liquidación del grupo conservero Alfageme -al que pertenecía Peña-, la firma levantina Maquinaria Conservera Tomás Guillén se hizo con los equipos con una oferta que rondaba el millón de euros. A las pocas semanas inició el traslado del material a Murcia -de hecho ya había conseguido vender algunos, entre ellos parte de los robados-, pero los de Peña siguieron algún tiempo en la nave de Vilaxoán. Allí quedó como vigilante el ghanés B.J., un hombre que llevaba dos años trabajando para Tomás Guillén sin que nunca se produjese ningún incidente.

Durante su estancia en Galicia se hospedaba por cuenta de la empresa en un hostal de Vilagarcía. El viernes, 29 de marzo, se marchó después de comer a la carta. El sábado de madrugada pasó por la sede central de Murcia, para recoger su coche, y se cree que se fue a Alemania. Se sospecha que cobró por dejar las llaves al arousano B.A.C.