Alberto Suárez ya se encuentra en su casa de Ribeira tras sufrir una pesadilla de quince meses en tierras africanas, donde estuvo retenido acusado de pesca ilegal desde febrero de 2012. Armador y patrón del "Eros", un palangrero con bandera portuguesa que se dedicaba a la captura del cangrejo en aguas de Liberia, Suárez tiene todavía pendiente de solventar la situación de su embarcación y de los 19 tripulantes, que aún permanecen en Monrovia en una situación de indefensión total. El ribeirense logró el permiso de las autoridades de Liberia tras fallecer una de sus hermanas, sepelio al que asistió nada más bajarse del avión que lo trajo a España.

- Por fin en casa tras un auténtico calvario.

- Sí, ha sido un auténtico calvario, aunque el regreso no ha sido por unas circunstancias precisamente agradables, pero todo lo que he vivido durante estos meses ya queda atrás.

- ¿Cuáles fueron los motivos por los que estuvo usted retenido en el país africano?

- Mi impresión es que fui víctima de un engaño en el tema de la licencia de pesca. Me acusaban de haber falseado el documento, algo que en absoluto hice. He sido víctima de una farsa durante todo este tiempo y me he encontrado en una situación que no le deseo a nadie que viva, porque se te acaban pasando muchas cosas por la cabeza. Menos mal que, al no estar en prisión, podía tener un contacto casi diario con mi familia en Ribeira a través del teléfono. El caso del "Eros" no fue el único que se registró en la zona, ya que también hubo otros barcos que también sufrieron unas circunstancias similares.

- El barco fue retenido en el mes de febrero de 2012.

- Sí, teníamos unos permisos para faenar en aguas de Liberia hasta ese mes, pero cuando fuimos retenidos me acusaron de que la licencia estaba falsificada y que había excedido el tiempo de faena. Las autoridades liberianas dicen que la licencia había caducado en el mes de diciembre, por lo que esos dos meses había estado faenando de forma irregular, pero yo nunca tuve constancia de esa situación.

- ¿Cómo fue esa retención?.

- Estábamos anclados en Sierra Leona cuando se nos comunicó que íbamos a ser retenidos por Liberia. Desde ese puerto nos trasladaron a Monrovia, la capital de Liberia, escoltados por patrulleras de Sierra Leona.

- ¿Llevaba mucho tiempo faenando en esa zona?.

- Desde el año 2010, aunque llevo desde 2009 faenando en la costa occidental de África. Había realizado dos renovaciones de licencia antes de que surgiese todo este problema, la última en el mes de junio anterior y nadie me advirtió de ninguna irregularidad. Es más, todo estaba correcto, por eso no se entiende absolutamente nada.

- ¿Tiene todavía cuestiones pendientes en Liberia?

- Tengo a toda la tripulación todavía a bordo del barco, por lo que tengo que buscar la fórmula de que puedan regresar a sus casas y que se finalice para ellos también este calvario. Todos ellos son africanos, la mayor parte de Senegal, y las condiciones en las que se encuentran no son nada buenas. Además, tengo que ver que se puede hacer con el barco. Debemos contactar con las autoridades portuguesas para que emitan un pasavante para actualizar los permisos de la embarcación porque ya se encuentran caducados de tanto tiempo parado. Serían como una especie de salvoconductos para que el barco pueda navegar sin ningún problema burocrático.

- ¿Cómo fue su estancia en Liberia durante estos 22 meses?.

- Un auténtico infierno. Durante los primeros meses no había ni presencia diplomática, y cuando la hubo, solo puedo hablar bien de un funcionario, Juan Criado, que dentro de sus posibilidades, trató de hacer lo que medianamente pudo. Lamento que en este caso no hubiese la implicación que hubo en otros casos, en los que hay carta blanca. Durante todo este tiempo, yo me encontraba en un limbo burocrático, sin poder salir de Liberia y totalmente abandonado a mi suerte, algo que me obligó a buscarme la vida para poder sobrevivir con unos gastos enormes para salir adelante.