El cierre perimetral de la finca en la que se asienta el monasterio de Armenteira se encuentra en una situación bastante delicada como ponen de manifiesto los tres importantes derrumbes ocurridos a consecuencia de las persistentes lluvias del invierno.

Los últimos temporales también levantaron un importante número de tejas tanto en el convento como en la propia hospedería, que precisan de una atención urgente, según ponen de manifiesto en la comunidad religiosa cisterciense. Una de las hermanas consultadas ayer afirma que antes de Semana Santa se cayeron dos tramos del cierre de la finca y otra parte tuvo que ser apuntalada para evitar que también se caiga. El muro de piedra tiene una altura aproximada de dos metros y medio.

Todo apunta a que este muro de mampostería ha perdido consistencia con el paso de los siglos, pues su construcción es coetánea al monasterio, es decir del siglo XII. La lluvia y las raíces de plantas hicieron el resto.

Y aunque se trata de una importante preocupación de la comunidad, las monjas que residen en este monasterio están especialmente disgustadas por los daños que causaron los vientos en el tejado del edificio. "Todos los años necesitamos retejar, pero esta vez ha habido demasiados temporales que levantaron muchas piezas tanto en el propio monasterio como en la hospedería", afirma sor Lourdes.