La valoración de la toxina en el sector transformador varía según si trabajan el producto en fresco o si cuecen el mejillón para su posterior envasado. Así, mientras los depuradores se muestran preocupados por la virulencia del episodio, en cocederos consultados apuntan que se trata de una circunstancia normal que en nada está afectando a su actividad.

Uno de los principales depuradores de la comarca, el cambadés José Daporta, señala que su actividad "se está resintiendo porque si tenemos en cuenta que no hay ostra -a día de ayer las bateas de cultivo de este marisco estaban cerradas-, ni berberecho y encima cierran de golpe tantos polígonos de mejillón, las dificultades aumentan". De hecho, prevé que el personal de su empresa empiece a coger días de vacaciones a partir del lunes para paliar la caída del volumen de trabajo.

En Mariscos Nidal, de Vilagarcía, sostienen sin embargo que la toxina para ellos no supone ningún inconveniente. "Esto es un ciclo natural que pasa todos los años. Los que trabajamos con el producto gallego ya contamos con esto y no significa que el marisco esté enfermo. Además, ya teníamos que parar de trabajar estos días, como hacemos todos los años, porque el mejillón está desovando".

De hecho, en Nidal sostienen que la toxina "no nos está afectando para nada", y que ha llegado en el momento justo, coincidiendo con el desove del molusco, con lo que los perjuicios apenas se notarán. Así las cosas, han empezado a mandar para casa a las trabajadoras fijas-discontinuas, aunque aseguran que de no ser por la toxina es algo que hubiese pasado igual dentro de unos días.

También se están viendo obligados a reestructurar el personal en Vengarco, de A Illa. "Sí que afecta a nuestro trabajo porque hay muchas zonas cerradas al mismo tiempo". Sobre la reestructuración de personal alegan que se acometería igual, pero un poco más adelante.

Mientras, los responsables de la Asociación Galega de Depuradores (Agade) mostró ayer su preocupación por la situación. El secretario de la entidad, Manuel García, declara que la rápida evolución de la toxina lipofílica "se convierte en un problema de difícil solución que viene a mermar la situación de muchas empresas. Ya había poco consumo, y ahora llega la toxina".

Asimismo, el responsable de Agade lanza un mensaje de tranquilidad a los consumidores. "Los controles son diarios. Lo que debe de hacerse es ver que el mejillón lleve etiqueta, pues esa es la garantía para su uso".

Sobre esto, el cambadés José Daporta considera que en la actualidad el hecho de que haya toxina no tiene influencia alguna sobre el consumo y la demanda de los mercados. "La situación está perfectamente controlada por un servicio que depende de la administración, y eso el consumidor lo sabe. La cuestión es que haya oferta para abastecer el consumo". Sobre la eventualidad de que los comercializadores de mejillón opten por adquirirlo en otros países y que, posteriormente, no vuelvan a comprárselo a las empresas gallegas Daporta entiende que se trata de una posibilidad muy lejana.

"Los consumidores del mejillón gallego son muy fieles a él. Si no lo hay en el mercado es posible que prueben otros productos y que cambien algo sus hábitos, pero tendría que darse un episodio de toxina muy prolongado y grave para que el mejillón gallego perdiese una gran cuota de mercado. En cualquier caso, también es difícil que haya periodos largos sin ningún mejillón gallego" .