Una cambadesa residente en Vilagarcía ha presentado una reclamación contra Audasa, después de haber sufrido un incidente esta semana en el peaje de Caldas de Reis de la Autopista do Atlántico. Amara Ínsua Lema trabaja desde hace dos años como educadora social en Santiago de Compostela, y utiliza asiduamente la AP-9. Afirma que hace entre dos y cuatro trayectos semanales, y que siempre pagó con una tarjeta Mastercard.

Dice que "nunca tuve ningún percance", pero que el pasado miércoles "fue diferente". Según la reclamación presentada por la arousana, el cobrador de la cabina le indicó que ya no trabajaban con esa tarjeta, por lo que no se la podía aceptar. "Me quedé sorprendida, puesto que estoy acostumbrada a usar esa tarjeta. La última vez en la autopista, solo dos días antes", manifestó ayer la usuaria.

Pero ese fue solo el principio del incidente. La mujer cogió la cartera, pero vio entonces que no tenía dinero suficiente para pagar los 3,50 euros que costaba el peaje. Según ella, el cobrador le indicó que no podía hacer nada por ella, "y me preguntó si no tenía a nadie que pudiese venir a pagarme el peaje". Los hechos sucedieron pasadas las 22,30 horas del miércoles, en medio de una intensa lluvia, y le mujer le respondió que no, al tiempo que le pedía una explicación de por qué no valía la Mastercard si en el cristal de la cabina aparece entre las tarjetas aceptadas. "El dependiente intentó excusarse conmigo, pero la única solución que me ofrecía era que me quedase allí retenida hasta que pudiese pagar los 3,50 euros, que si no él no me podía abrir la barrera", añade.

Amara Ínsua continúa su relato indicando que intentó entonces llamar por su teléfono móvil, con tan mala fortuna que no pudo hacerlo porque el aparato estaba sin batería. Según ella, el cajero se negó a dejarle acceder a la cabina para hacer la llamada y ni siquiera le permitió usar un enchufe "para poder cargar un mínimo mi teléfono". La cambadesa dice que sufrió una "crisis de ansiedad", y que se encontraba "totalmente desamparada", y que 20 minutos después el cajero se desplazó a otra cabina, para poder seguir cobrando, pues al estar inmovilizado el coche de la mujer se estaba formando detrás suya una larga cola de vehículos pendientes de pagar el peaje. Finalmente, Amara Ínsua consiguió pagar gracias a que le dio el dinero un conductor al que no conocía de nada.

Posteriormente, aparcó el coche y puso la reclamación.