"Lo más atractivo es que vamos a ver y conocer lo nuestro. Y quizá mucha gente no haya estado nunca en un faro". Así anima Rafael Sabugueiro a disfrutar de su nueva exposición, en la que concentra casi una veintena de maquetas de faros de las rías gallegas después de diez años de trabajo e investigación. La muestra está abierta hasta el 19 de mayo en la primera planta del Centro Comercial Arousa.

Sabugueiro ha visitado personalmente cada faro al que luego ha dado vida en sus maquetas. Su primera experiencia fue reproducir el de Sálvora, el único faro habitado de Galicia. "Me fueron a buscar en un chimpín a la piedra de la sirena, fue gente muy amable", recuerda el maquetista, quien apostilla que "en algunos no me dejaron entrar al ser tratados como material militar", por lo que tuvo que conformarse únicamente con los planos. Lo que sí hizo en todos los faros fue bucear previamente en la historia de cada uno de ellos.

Aparte del de Sálvora, empezado a construir en 1853, los visitantes de la exposición también pueden disfrutar de otros faros como el de Punta Cabalo (A Illa) -donde actualmente también funciona un restaurante-, el de Pombeiro (O Grove, 1853), el de Rúa (1869), el de Corrubedo (1854), el de Redordiño (Muros, 1909), etc., todos ellos en funcionamiento para guiar a las embarcaciones por nuestras rías.

Rafael Sabugueiro ha elaborado una maqueta cada año. La última incorporación a su colección de faros es el de A Guía (operativo desde 1844), un trabajo en el que también se plasma en miniatura el emblemático puente de Rande

"Faros de Galicia. Colección de Rafael Sabugueiro" es la primera vez que ve la luz. Aunque algunos faros ya formaron parte de Modelama, la muestra que solía exhibirse en la sala Rivas Briones, nunca antes Sabugueiro había realizado una exposición monográfica sobre faros. El maquetista quiso centrarse en los que se ubican en las rías. "Inicialmente me fijé en estos, aunque me faltan más de cuarenta por hacer de otras zonas de Galicia", expresa el vilagarciano.

El sistema de funcionamiento de los faros ha cambiado con el paso de los años. Mientras que antiguamente estaban habitados por un farero que los ponía en marcha y se encargaba de su mantenimiento, hoy en día la mayoría están automatizados y funcionan con energía fotovoltaica, es decir, solar. "La profesión de farero ya está casi extinguida, pero los faros van a tardar en desaparecer, hasta que no se invente otro sistema para guiar a los barcos", concluye.

Aparte de los faros, el buque Santa Isabel, conocido popularmente como el Titanic gallego, es otra de las piezas estrella de la exposición. Propiedad de la Compañía Naval Trasatlántica, este vapor de 90 metros de eslora pasó a la historia el 2 de enero de 1921 tras protagonizar una de las mayores tragedias marítimas de Galicia. El barco se dirigía hacia Vilagarcía y naufragó en las inmediaciones de la isla de Sálvora, donde perdieron la vida 213 de las 269 personas que viajaban a bordo.