Después de que la directiva de la comunidad de montes de San Vicente de O Grove tratara de introducir en secreto las vacas cachenas en las parcelas acotadas al efecto, los primeros días tras el desembarco de los animales están marcados por la curiosidad, el miedo, el tanteo y la expectación.

Y se trata de sensaciones o impresiones que viven tanto los vecinos como las propias vacas, ya que los primeros las observan con detenimiento para sacar sus propias conclusiones sobre el mayor o menor grado de fiereza o bravura de los astados, mientras que los cuadrúpedos intentan adaptarse a su nuevo hogar y acostumbrarse a la presencia de personas en las inmediaciones.

Ya se explicó en repetidas ocasiones que se trata de un proyecto con el que preservar esta especie autóctona. Cuesta unos 50.000 euros, de los que alrededor de 36.000 han sido financiados con fondos públicos, de ahí la importancia de este proyecto que, según Jesús Otero Pombo -presidente de los comuneros- se lleva a cabo con "sus" vacas y en "sus" propiedades.

Aunque nadie duda del papel jugado por los comuneros, no es menos cierto que la liberación de estas vacas importa al conjunto de los vecinos, sobre todo después de que una de ellas se escapara y campara a sus anchas por la parroquia poniendo en peligro la circulación rodada.

Así pues, habrá que prestar especial atención a la evolución de este proyecto en el que se han soltado en el entorno de Con da Hedra ocho vacas y un toro de la raza cachena, una especie presentada por la "Wikipedia" como "una raza bovina, típica de Portugal y Galicia, que en la antigüedad fue aprovechada para trabajar, por su carne y por su leche".