El servicio de ayuda a domicilio de Vilagarcía, coordinado por el departamento municipal de Servicios Sociais registra una actividad asistencial de 51 usuarios, de los que 27 están incluidos en el programa de dependencia reconocido por la Xunta de Galicia y otros 24 son de libre concurrencia. Estos últimos son casos valorados por los trabajadores sociales, que recomiendan apoyo especializado en el hogar, pero que aún no tienen el reconocimiento para pasar al programa autonómico. Los usuarios de libre concurrencia son los que se benefician de un plan de trabajo en el que participan 12 alumnos del Obradoiro de Emprego que atiende a 9 personas.

La coordinación con el Obradoiro de Emprego "Vista Alegre" beneficia a dos colectivos. Por un lado, a las personas que están en lista de espera para acceder a la prestación. En algunos casos estarían en lista de espera y en otros reciben una prestación adicional valorada como necesaria por los trabajadores sociales municipales.

Los otros beneficiados son los propios cursillistas, supervisados por las monitoras, quienes con sus visitas domiciliarias ponen en práctica los conocimientos teóricos que reciben en las clases.

Mila Hermida, docente del área social, y Belén Castelo, enfermera de profesión que se ocupa del área sanitaria, son las encargadas de impartir el módulo de atención sociosanitaria a personas en el domicilio cuyas clases comenzaron el 28 de diciembre. Doce son los alumnos que participan en esta experiencia, 10 mujeres y 2 hombres, y que desde hace unos días se ocupan diariamente de la atención de 9 personas con diferentes perfiles asistenciales.

Desde personas mayores con alzhéimer o alguna minusvalía psíquica, personas mayores solas a usuarios con minusvalías físicas o con algún problema de movilidad están en este programa coordinado desde el departamento de Servicios Sociais con las monitoras del módulo.

Las asistencias comenzaron hace unas semanas y continuarán hasta el 27 de junio, fecha en que se clausura el Obradoiro de Emprego. Hasta el pasado 25 de febrero, los alumnos se formaron en las clases con simulacros en los que alguno del equipo hacía de paciente. En todos los casos, las monitoras actuaron de forma coordinada para instruirlos tanto en el cuidado del paciente, su higiene, traslados y atención alimenticia, como en la parte emocional, de comunicación y de resolución de conflictos.

Ahora se hacen salidas diarias, desde las nueve y media de la mañana hasta la una de la tarde y las prestaciones oscilan entre una y dos horas, dependiendo de las necesidades de cada uno de los usuarios.

"Al principio, los usuarios creían que nuestros servicios eran hacer de empleados del hogar y les tuvimos que explicar que nuestra misión es ayudarles a ser más autónomos, hacerles un acompañamiento en sus tareas y también mejorar su calidad de vida", explica la monitora Mila Hermida.

Los alumnos del módulo sociosanitario van muchas veces a los domicilios por parejas, en unos casos porque se trata de una persona que necesita una ayuda mayor o porque, y también, porque son más las personas en prácticas que los usuarios.

En las primeras jornadas de salida domiciliaria las mujeres gozaron de mayor ventaja porque inicialmente fueron bien recibidas. En cambio los dos hombres del curso tuvieron que ganarse la confianza de los beneficiarios que no asociaban los cuidados socio sanitarios al sexo masculino. Finalmente superaron los tabúes de los usuarios y ahora compiten en igualdad de condiciones con sus compañeras de grupo.

"Al principio fuimos a los domicilios con un poco de miedo porque no sabíamos como iba a reaccionar el usuario. Pero la gente es muy agradable y pronto nos sentimos muy cómodas con el trabajo. Ayudamos en tareas de hogar, acompañamientos y asistencia de tipo social", manifestó la alumna María José Tourís.

"La gente es muy agradecida. Hemos asistido en domicilios con personas mayores que llevaban tiempo sin salir a dar un paseo por su escasa movilidad. Ahora nos esperan con impaciencia para hacer su salida diaria y han mejorado mucho. Con otras personas hacemos acompañamiento de memoria y les ayudamos a controlar la medicación y a ser independientes. Los pasos son importantes; nos encontramos con gente imposibilitada que ahora ya camina", añadió otra de las cursillistas.

Las horas de atención y tareas que se realizan con cada uno de los usuarios están pautadas en cada caso en coordinación con el departamento de Servicios Sociais. El trabajo se desarrolla en todo el término municipal, aunque los alumnos se desplazan a pie, incluso a domicilios ubicados en A Laxe o en Vilaboa.

Tanto las monitoras como el alumnado consideran que los seis meses del módulo, con 600 horas de clases teóricas y prácticas, resultan algo escasos para los contenidos del ciclo y para la realización de las prácticas en los domicilios. "Antes estos cursos duraban un año y se hacían más prácticas. Ahora solo nos quedan tres meses por delante para ir a los domicilios", declararon.

El auxiliar de ayuda a domicilio es uno de los empleos con mayor salida laboral en los últimos años, con un grado de colocación de un 80% de los alumnos que superan el curso.