José Ramón Paratcha era, además de tipógrafo, un enamorado del periodismo, encuadrando perfectamente en la hornada de literatos, historiadores, negociantes y políticos que durante muchos años se dedicaron al periodismo, saliendo con otro título cuando un periódico anterior había quebrado (lo que ocurría casi siempre). Bajo esta premisa, la imprenta de Paratcha ya había editado otro periódico en el año 1881 con el nombre de "El Comercio"; pero además, de su imprenta salieron otros dos periódicos que se distribuían en la capital de la provincia con nombres muy particulares.

El primero de ellos se titulaba "La Tranca" y lo dirigía Ricardo Miser, que a través de los llamado "Trancazos" trataba de ironizar la vida rutinaria de Pontevedra, destacando sobre todo su amor por la democracia, "reclamando de esta forma continuamente en sus crónicas la soberanía popular".

El otro periódico llevaba por título, "¡Beso a Vd. la mano¡", dirigido por Ramiro Vieira, y de esta publicación, decía el historiador del periodismo gallego, López Otero, que "fue un parto de la juventud imberbe, quincenal, todo poesía romántica; sueltos alusivos a las muchachas". Fue verdaderamente una publicación de escasa permanencia en Pontevedra ya que se inició el 4 de noviembre de 1886 y el último número lo hizo el 23 de diciembre.

A pesar de su nombre, "El Eco Comercial", curiosamente la información a la que más dedicaba sus páginas era a los temas teatrales, señal inequívoca de que era el tema que más interesaba a los vecinos. Por ello sabemos que en ese año Vilagarcía tenía un teatro que se llamaba "La Tertulia", que con frecuencia ofrecía programas a cargo de compañías teatrales de Madrid.

Así, en agosto se presentó la "compañía de José Miguel" que ocupó gran parte del mes, y que como era costumbre de la época - que por cierto llegó hasta mediados del siglo XX - ofrecía una o dos obras cada día. Por ello, cuando el día 1º comentaba la prensa que "próximamente actuará" esta compañía, señalaba que entre las obras que estrenaría se encontraban: "El primo y el relicario", "Vida alegre y muerte triste", "La peste de Otranto", "En el puño de la espada", "La muerte en los labios", "El avaro", "Amor de madre", "El octavo no mentía", "Por derecho de conquista", "La oración de la tarde", "Conflicto entre dos deberes", "El gran galeoto", y otras muchas.

Los precios oscilaban entre los cuatro reales por un asiento de galería y los seis que costaba un asiento de diván, y ello les daba derecho a los vilagarcianos de la época a una sinfonía y a dos obras que generalmente eran una comedia y un drama.

Veamos por ejemplo la crónica periodística del día 15 en que se representaban las obras, "Deuda de sangre" y "El primo y el relicario". "El público, que no era muy numeroso, aplaudió cual se merecían los actores. En la del jueves el teatro estaba desierto. Si tan inexplicable desaire se repite, no dudamos que tarde volveremos a tener entre nosotros una compañía que valga algo, y tendremos que trasladarnos a otras poblaciones que más amantes del arte protejan al verdadero mérito, mostrando así que nuestra cultura anda con pasos muy lentos".

Durante dicho mes, esta compañía alternó sus representaciones entre Vilagarcía y A Pobra. Por ello, el periódico correspondiente al mismo día 15 comentaba que "La compañía de José Miguel dará en el teatro de La Puebla dos funciones, reiniciándolas en este pueblo el martes próximo, poniendo en escena el drama del gran Echegaray, "Vista alegre y muerte triste. Deseamos mayor número de espectadores que en justicia se merece". E·l 22 marchó para A Pobra, en donde según el periódico ofreció 15 representaciones, para ya en septiembre volver a esta margen de la ría para actuar en Cambados, "en un local destinado para este objeto".

De acuerdo con las informaciones de "El Eco Comercial", debió de existir en Vilagarcía otro teatro, ya que en algunos ejemplares de octubre anunciaba las siguientes representaciones en el "Teatro de Alejandro Rebolledo", a las 8,30 de la tarde las comedias: "El noveno mandamiento" y "Pobre porfiado", flojas de público como era habitual.

La información acerca de las fiestas de San Roque, que tan extensas se harían con "Galicia líneas, Nueva", en los periódicos de esta época, apenas ocupaban espacio. Si que se ocupaba de los problemas de la educación y por ello se sabe que el colegio de San Acisclo lo dirigía José Francisco Martínez, que posteriormente fue sustituido por Martín Gómez Abal.

El historiador Manuel del Río Candamo habla de la existencia de una academia que había fundado el gibraltareño Martin Walpole Escalante, dedicado sobre todo a la enseñanza del inglés y teneduría de libros, introduciendo con ellos modernos métodos de enseñanza, con idioma incluido, que se generalizaría en todos los estamentos de enseñanza.

Dice del Río Candamo que "Walpole era luterano, un grave inconveniente para su negocio, ya que muchos padres se abstenían de mandar a sus hijos a la Academia. Los evangelistas hacían una activa propaganda de la secta en Marin, Carril y Vilagarcía.

En estas circunstancias, patrocinado y pagado por el cardenal Payá, se estableció entonces el colegio de San Acisclo, de primera y segunda enseñanza, con dos grados en la primera y segunda enseñanza" los cuales eran examinados al final de curso por un tribunal de profesores venidos de Pontevedra.