La mayoría de las bodegas de Rías Baixas están aguantando bien el chaparrón de la crisis. Eso se deduce de las palabras de casi todos los empresarios consultados ayer, que apelan a la importancia que están teniendo las ventas en el extranjero para atenuar los efectos negativos de la recesión en España.

"En general, la crisis hace más daño a las empresas que no apostaron por consolidar la marca y por la internacionalización", plantea el presidente del consejo regulador Rías Baixas, Juan Gil, que es también el propietario de la bodega cambadesa Palacio de Fefiñanes.

"El mercado nacional está muy débil, todos lo sabemos, pero el que haya apostado por la internacionalización y la consolidación de una marca potente sobrelleva mejor la crisis", añade. Gil presentó hace unos días el balance de exportaciones de los vinos Rías Baixas durante 2012, y las empresas gallegas vendieron en el extranjero un 17 por ciento más que el año anterior. Además, han logrado abrirse un hueco en países en los que nunca habían estado. Tanto es así que el presidente del Consejo Regulador está convencido de que "hay denominaciones de origen que lo están pasando mucho peor". Un diagnóstico con el que coinciden en las dos grandes cooperativas de Cambados, Martín Códax y Condes de Albarei.

El gerente de la primera de ellas, Juan Vázquez, es rotundamente optimista. "Esta denominación de origen está viviendo un momento buenísimo. Hace unos días estuve en una feria en Valencia y comprobé que ahora mismo Rías Baixas es la envidia de las demás denominaciones de origen españolas". Y el presidente de la sociedad de Castrelo, Guillermo Rodríguez dice que "estamos en un momento de cierta recesión, porque el consumo de vino en España ha bajado mucho, pero saldremos seguro de esta. El descenso que hay ahora no es alarmante, y hay denominaciones de origen que están mucho peor".

Carlos Carrión, que es el presidente de la otra gran cooperativa de O Salnés, la Vitivinícola Arousa (Meaño) dice por su parte que "nosotros hemos notado un descenso de ventas a nivel nacional, pero no demasiado acusado. En cuanto a las ventas en el extranjero, hemos subido, aunque tampoco es representativo, porque llevamos pocos años". Carrión señala que la facturación de la Vitivinícola cayó en 2012, aunque sigue teniendo beneficios.

También hace un diagnóstico tranquilizador Marisol Bueno, responsable de Pazo de Señoráns (Meis) y expresidenta del consejo regulador. "La crisis afecta a todo el mundo, naturalmente, aunque parece que el sector agrario está aguantando un poco mejor". Opina que el del vino "es un sector que se está defendiendo bastante bien", y eso a pesar de que "nuestro principal cliente es la restauración, y ya sabemos que no está pasando por su mejor momento".

Eso sí, la bodeguera pontevedresa también avisa de que las buenas sensaciones no son eternas. "Hay que ver cuanto más va a durar esta crisis, porque todo tiene un límite".

Sin embargo, también hay empresarios que no lo ven tan claro. El gerente de Bouza do Rei (Ribadumia), Isidoro Serantes es uno de ellos. "La crisis nos está afectando como a cualquier otro sector. El consumo ha bajado muchísimo, entre un 20 y un 30 por ciento, y eso se nota en las ventas. Hoy en día si se coloca algo en los mercados es gracias a tirar los precios". El bodeguero recuerda que "nuestro principal cliente son los restaurantes, y está claro que no piden tanto vino como antes".

Finalmente, Fabián Domínguez, de Viña Sobreira (Cambados), alega que "la crisis se nota. Tardas más en cobrar y se vende algo menos, pero tampoco es un problema dramático". Cree que en su caso una de las claves de la situación es la exportación, pues mandan a Estados Unidos, Suiza y Gran Bretaña. Tanto es así que ya tiene vendida la mitad de su producción de 2012.