"Los petroglifos han resistido 5.000 años todo tipo de inclemencias, pero su mayor depredador es la actuación del ser humano. Debemos protegerlos de quienes pretenden resaltar los grabados con tizas o con un ladrillo, o simplemente les pasan un cepillo por encima porque los están dañando. Es una aberración marcarlos con tizas o ladrillos. Los grabados se pueden ver con toda facilidad si están limpios y si se aplica una labor de mantenimiento preventivo. Los visitantes también deben saber a qué hora acudir para verlos bien. Debe ser a primera hora de la mañana o a última de la tarde, que es cuando tienen la iluminación adecuada. Esperamos que el mantenimiento de este yacimiento sea aliciente suficiente para que la gente lo respete", declararon los técnicos.