El comedor de A Lomba tiene una capacidad máxima para 200 niños de tres a 12 años, y este curso se quedaron en lista de espera por falta de espacio 37, aunque la cifra de excluidos incluso fue mayor otros años. El centro tiene unos 560 alumnos matriculados, por lo que comen en él sobre el 36 por ciento.

De los 200 comensales pagan 91, bien sea la cuota reducida, de 1,60 euros, bien sea la completa, de 3,21. En ese caso depende de la renta de la unidad familiar.

El de A Lomba es el único comedor escolar de Vilagarcía con cocina propia, y en ella trabajan tres personas. Del control de sala se encargan nueve profesores. El encargado de comedor manifiesta que un problema con el que se encuentran ahora es que dentro de poco se abre el plazo para que las familias interesadas reserven plaza para el año que viene y todavía no saben que decirles. "Ni siquiera nosotros sabemos aún las normas para explicárselas a los padres", declara el encargado. En cuanto a los menús, siguen unas directrices marcadas por la Xunta, pero son aprobados en consejo escolar.

En Vilaxoán el porcentaje de usuarios todavía es mayor -170 de unos 220 alumnos en total-, mientras que en el caso de Carril comen en el colegio unos 200 niños, dos de cada tres matriculados. "En este centro llegó a haber 900 alumnos, así que si algo tenemos es espacio. El comedor de Carril incluso podría tener más niños", dice el presidente de la asociación de padres, Jesús Quintáns. Además, él entiende que el comedor forma parte de la educación que recibe el niño "porque aprende a comer de todo, y a estar en una mesa con otros niños". Finalmente, el comedor de Rubiáns tiene un centenar de usuarios.