Natural de Marín, Carlos Antonio Casal abrió hace tres años y medio la segunda farmacia de A Illa de Arousa, cuyo despacho se encuentra ubicado en la avenida Castelao. En ella es donde ha diseñado un protocolo de actuación farmacéutica que ha merecido ser elegido como uno de los dos ganadores de los premios Innovación en la Oficina de Farmacia, convocados por Cinfa.

-¿Que supone recibir un premio de estas características?

-Ha sido una importante alegría para nosotros, sobre todo porque no lo esperábamos. Desde que abrimos las puertas somos una farmacia activa. No solo nos preocupamos de buscar la mejor atención en nuestro servicios para los pacientes, también participamos en la búsqueda de innovación y propuestas de futuro dentro de la farmacia comunitaria. En concreto, este sobre las dolencias del pie decidimos presentarlo al premio Innovación y fue una verdadera sorpresa que fuese elegido.

-¿Es la primera vez que recibe un reconocimiento así?

-Si, es la primera vez que nos presentábamos a un concurso de estas características. Siempre hemos enviado comunicación a nivel profesional de nuestros trabajos a congresos, pero participar en un concurso es la primera vez.

-¿En qué consiste ese trabajo?

-Nuestro trabajo es de indicación farmacéutica en sintomatología o dolencias menores del pie en farmacia comunitaria. Nuestro objetivo era crear un protocolo para desarrollar este servicio en farmacia. Creamos una serie de herramientas de fácil uso para el farmacéutico: hojas de registro de la intervención, una plantilla de exploración de las estructuras básicas del pie en la que se recogían de forma práctica las dolencias que reflejaban los pacientes en la farmacia, y en aquellos casos en los que la farmacia no podía intervenir se remitían a otros profesionales sanitarios como podólogo, ortopeda, médico. Para diseñar la plantilla de exploración, hablamos con una alumna de Bellas Artes (Lorena Méndez) para diseñar los dibujos necesarios para hacer algo muy práctico y reflejar con mayor precisión en la plantilla la dolencia que refería el paciente. A partir de ahí, necesitamos la validación de los profesionales farmacéuticos, para lo que hicimos una serie de talleres presenciales: con charla inicial y parte practica; en Pontevedra y A Coruña a la que asistió un considerable número de farmacéuticos. En ellas dábamos toda la documentación necesaria para el desarrollo de la intervención y ellos devolvían la hoja de registro para la valoración del servicio, con material fotográfico.

-¿Cuáles fueron las dolencias más comunes?

-En total se valoró a 90 pacientes en una decena de farmacias. Diez de esos pacientes fueron remitidos al podólogo para tratar callos y durezas, mientras que otros dos tuvieron que ser remitidos al médico al tratarse de casos complicados de hongos y juanetes.Las patologías más comunes en este estudio han sido hongos, durezas, la falta de hidratación en los pies o las ampollas. Las conclusiones acabaron siendo bastante relevantes y los profesionales avalaron el sistema por su sencillez a la hora de identificar las dolencias, mientras que los pacientes se mostraron satisfechos.

-Un trabajo como el realizado significa que las farmacias no son meros dispensadores de medicinas.

-Para nada. El trabajo farmacéutico va mucho más allá del simple hecho de dispensar una medicina. Hay muchas farmacias que trabajamos día a día en muchos campos con el fin de ayudar al paciente en aquello que necesite. Hacemos siempre una importante labor de asesoramiento, aunque siempre recomendamos atención médica. Con este trabajo que hemos desarrollado en la farmacia de A Illa lo que se buscaba era una herramienta de intervención farmacéutica que está dando muy buenos resultados.