En las paredes de piedra inacabadas del nuevo edificio de usos administrativos del Concello de Valga existe riesgo de desplome y, consiguientemente, hay una amenaza para los vecinos, según denunciaron en varias ocasiones grupos políticos como el PSOE. Sin embargo, dos años después de que comenzaran los trabajos la obra sigue inconclusa y la estructura que puede verse en la plaza semeja mucho a las ruinas de cualquier viejo y abandonado inmueble del rural.

Cofinanciado por la Consellería de Presidencia, que entregó una primera partida de unos 40.000 euros, y el plan Xacobeo 2010, el nuevo edificio estaba llamado a ser uno de los inmuebles de referencia del municipio valgués, estratégicamente situado en la plaza de Manuel Vicente Cousiño, muy cerca de la casa consistorial.

Pero la crisis también afecta a las obras públicas, y eso se hizo notar en este caso, donde en 2011 los operarios dejaron de mover las piedras y el alcalde, el conservador José María Bello Maneiro, llegó a declarar en un pleno que terminar este edificio no es algo prioritario, a lo que añadió que como no había dinero suficiente, iba a estar parado "por tiempo indefinido". Y tenía mucha razón, pues el tiempo sigue pasando sin que se produzcan novedades, porque comenzado ya el ejercicio 2013 no hay noticia alguna de que la obra vaya a retomarse.

Según consta en los carteles anunciadores de la misma, que junto a los planos aún cuelgan de las inconclusas paredes de la estructura, el presupuesto inicial era de unos 50.000 euros. Pero era, exclusivamente, la primera fase de construcción, ya que el total iba a rondar los 1,4 millones de euros.

Lo que se hizo, por tanto, fue empezar "poco a poco, fase a fase", pero tan poco a poco que nunca más se supo de una segunda etapa constructiva, y muchos vecinos consideran que ahora ese montón de piedras es un claro ejemplo de feísmo.

Hay incluso quien se pregunta si realmente ese edificio es necesario, y cuando la respuesta es que "no" la conclusión a la que llegan es que "en tiempos de vacas gordas se derrochó demasiado y se pusieron en marcha proyectos que nadie demandaba, por eso ahora, con vacas flacas, acciones como la construcción de este edifico ya no parecen necesarias". Los que así opinan creen, también, que "en tiempos de crisis hay cosas más importantes en las que gastar el dinero".